La pareja es cosa de dos, pero en ocasiones necesita de un tercero neutral que haga de espejo. Un terapeuta no trata de ser un árbitro ni convencer. Según Luciano Sánchez, psiquiatra psicoanalista especialista en terapia de pareja, ?mi función no es aconsejar ni dar la razón a uno frente al otro, sino ser equitativo, tratar de conocerles y reflexionar con ellos?. Algunos profesionales plantean deberes para hacer en casa pero otros, como la psicoanalista Isabel Cerdán, prefieren que el trabajo se haga durante los 50 minutos que dura la sesión.?La terapia es un de campo de pruebas donde se vivencian formas distintas de estar junto al otro, sin repetir compulsivamente lo que se hace en el hogar. Cuando la pareja acude a consulta suelen buscar la hegemonía sobre el otro, imponerse. En apariencia siempre es uno el que empuja, pero una vez iniciada la terapia pueden modificarse los roles asumidos con anterioridad. Se sabe cómo empieza, pero nunca cómo se va a acabar?.El objetivo es sufrir menos y amarse mejor. ?Llegar al matrimonio con ilusiones es necesario, pero cuando se ponen los pies en tierra hay que aceptar las limitaciones (propias, del otro y de la relación), siendo consciente de que en la pareja surgen otras realidades inesperadas que merecen la pena y son más gratificantes porque son más reales, explica Luciano Sánchez.Hay que tomar nota de lo que le hace daño al otro y ser capaz de decir lo que necesitamos con amor y sin rencores. El amor sano no es el que lo da todo, sino el que da con placer dentro de un intercambio?. Isabel Cerdán también defiende la necesidad de las pequeñas diferencias: ?No puede haber vida con ausencia de conflicto, pero las peleas donde se defienden posiciones de todo o nada conducen a situaciones irresolubles. Sentir y pensar al unísono es una idealización, sólo existe el amor cuando hay dos diferentes?.