Muchos niños hacen un gran problema de la hora de acostarse. Se resisten a este momento, e incluso lloran y suelen emplear excusas y conductas manipuladoras para evitar este momento. El problema puede venir por diferentes motivos, que generalmente están relacionados con el miedo: a la oscuridad, a la inseguridad de estar solo de noche, miedo a no despertar etc.El niño trata de conseguir más atención y trata de retrasar la angustia que le produce separarse de sus padres. Los padres no deben transigir en exceso ante situaciones de este tipo, y para ello sería conveniente que establecieran un plan de actuación ante ello.Así sería interesante marcar el momento preciso en el que el niño debe acostarse. En los momentos previos, deben poner en marcha ciertos ritos que contribuirán a la seguridad del pequeño, tales como leer un cuento, darle su muñeco preferido, sin dejar que alarguen demasiado estos momentos. Con este tipo de actos irán adquiriendo rutinas y normalizando la hora de dormir.Las actividades excitantes o juegos activos se dejarán de lado en los momentos previos a acostarse. En algunos casos puede ser conveniente ofrecerles una pequeña recompensa, pero tampoco se les ha de habituar a premios o castigos.