Tener una actitud positiva para ir adaptándose poco a poco al cambio de vida después de las vacaciones y evitar la ansiedad que genera el volver a la rutina es fundamental para afrontar el síndrome postvacacional, según la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), la doctora Ana Pastor.Pese a no ser reconocido por los expertos de semFYC como una enfermedad, la falta de adaptación a las actividades cotidianas tras finalizar el periodo de vacaciones ocasiona a gran parte de la población una serie de síntomas físicos, como fatiga, falta de apetito o dolores musculares, y psíquicos, como tristeza o irritabilidad. Para evitar estos síntomas y prevenir el trastorno la asociación recomienda centrarse en evitar la ansiedad por el cambio y en asumir que las molestias pueden estar originadas por un cambio en la rutina diaria.Planificar las actividades, no dejar todo para última hora y disponer de tiempos de ocio repartidos a lo largo de todo el año son algunas de las recomendaciones de los médicos de familia para evitar el síndrome postvacacional. "Es necesario asumir que se trata de un malestar propio de los primeros días. Por un lado, nos debemos integrar en la actividad profesional cuanto antes con una visión de reencuentro con nuestras tareas habituales y buscar un tiempo para el ocio, y por otro lado, afrontar la vuelta al trabajo como un periodo vital en el que se pueden desarrollar nuevas tareas para el desarrollo personal", afirma la vicepresidenta de semFYC.Por otra parte, la doctora recomienda regresar tres o cuatro días antes e ir adaptándose a nuestro ritmo habitual, para ello aconseja "acostarse en los horarios habituales y ser prudentes con el tiempo dedicado a la siesta" y, en el caso de que sea posible, "regular progresivamente la intensidad de la actividad que se realiza en el trabajo", añade. A nivel psicológico, los expertos afirman que se debe desterrar la idea o sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo, y, por tanto, que uno es sinónimo de placer y el otro de sufrimiento.SÍNTOMAS FÍSICOS Y PSÍQUICOSLos expertos señalan que el síndrome postvacacional suele afectar a personas menores de 45 años que experimentan una ruptura brusca del ritmo vacacional incorporándose al trabajo sin transición alguna. Asimismo, afirman que es más frecuente en aquellas personas que tienden a idealizar el periodo de vacaciones como la culminación de su bienestar personal y que son propensos a estar disconformes con su situación laboral.En los últimos años los médicos de familia han visto crecer el número de personas que acude a los centro de salud en septiembre aquejadas con alguno de los síntomas físicos o psicológicos típicos de este trastorno. La falta de apetito, cansancio, somnolencia, problemas de concentración, taquicardia, dolores musculares, molestias en el estómago, sensación de falta de aire e insomnio, son algunos de los síntomas físicos más comunes; y, a nivel psicológico, se pueden presentar trastornos como falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, tristeza o indiferencia.Los especialistas aconsejan no tomar ninguna medicación y acudir al especialista si los síntomas persisten más de dos semanas para descartar cualquier otro tipo de enfermedad.Finalmente, la semFYC advierte que los niños también pueden experimentar un síndrome postvacacional cuando concluyen los días de ocio y se acerca a la vuelta de colegio. En este caso aconsejan a los padres que empiecen el horario escolar cuatro o cinco días antes del inicio del curso.