Notas a veces que las jornadas se te hacen larguísimas y llegas a la cama completamente rendida? ¿Te sientes desfallecida en momentos concretos? No nos digas más; sabemos lo que te pasa. Nuevos estudios sobre cronobiología, estrés, metabolismo, sueño? y la opinión de varios expertos nos han ayudado a diseñar un plan maestro para rescatar la energía perdida que tanto necesitas.Estas estrategias, recién descubiertas (y que echan por tierra muchas ideas anteriores), no sólo han demostrado una gran utilidad para recuperar la capacidad de alerta y el tono vital, sino que ayudan a dormir bien por las noches (de por sí, la mejor receta para superar el cansancio). Ponlas en práctica sin perder tiempo y no tardarás en notar cómo recuperas tu vitalidad.Controla los carbohidratos
Lo que se pensaba antes: para cargarte de energía lo mejor es tomar algo dulce o feculento.
Lo que se sabe ahora: limita el consumo de hidratos de carbono de asimilación rápida. Aunque azúcares y harinas blancas proporcionan un "chute" de energía inmediato, ese efecto suele ser de corto plazo. Incluso, el abuso de esos alimentos propicia la obesidad y la diabetes. En cambio, la combinación de carbohidratos de asimilación lenta (frutas, cereales integrales, legumbres?) con proteína magra (yogures, huevo, carnes sin grasa?) es la mejor receta para mantener estables los niveles de energía. En varios estudios realizados por profesores de Nutrición de la Universidad de Illinois (EE.UU.), las mujeres que reducían el consumo de harinas y azúcares y aumentaban el de proteína veían incrementada su energía mientras conservaban esa dieta.Ilumina todas tus mañanas
Lo que se pensaba antes: lo más recomendable es dormir todo el tiempo que el cuerpo requiera.
Lo que se sabe ahora: levántate siempre a la misma hora y date un baño de luz. Si lo haces, permitirás que el organismo recupere sus ritmos circadianos (de 24 horas), gobernados por ese reloj corporal que todos tenemos en el hipotálamo (glándula situada en la base del cerebro). En ausencia de luz, los ciclos de sueño/vigilia se retrasan unos 12 minutos cada día (no se sabe bien por qué es así). Consecuencia: que el organismo va posponiendo la señal de sueño. Como en general nos tenemos que levantar a la misma hora cada día, acabamos privados de sueño y acumulando cansancio. Para mantenerte sincronizada con los ritmos de 24 horas, exponte a la luz solar en cuanto te despiertes.Dosifica el café
Lo que se pensaba antes: esta bebida, consumida a media mañana, te ayuda a mantenerte alerta.
Lo que se sabe ahora: deja el café para más tarde? cuando realmente vas a necesitarlo. La cafeína te mantiene en estado "operativo" porque bloquea los efectos de la adenosina, una sustancia que se produce en el cerebro que induce el sueño y que vamos acumulando en el transcurrir del día. "Para cuando los niveles de adenosina empiezan a producir somnolencia, los efectos del café de media mañana ya se han disipado", afirman los expertos. Para no abusar del café (que, en exceso, acaba drenando energía), mejor reserva ese segundo café para la tarde.Come a horas fijas
Lo que se pensaba antes: ir picando a lo largo del día ayuda a mantener los niveles de energía estables.
Lo que se sabe ahora: es mejor hacer las comidas todos los días a la misma hora. Las necesidades calóricas del organismo guardan una estrecha relación con el resto de los ritmos diarios y con el momento en que consumimos más energía. Por eso, si nos saltamos el desayuno de las 8.00 o la comida de las 14.00, sentiremos cansancio. Por otro lado, nuevos estudios han demostrado que un estilo caótico de alimentación acaba, a menudo, en exceso de peso.Sal a la calle
Lo que se pensaba antes: nada como una siesta para superar la típica somnolencia de después de comer.
Lo que se sabe ahora: la luz de primera hora de la tarde ayuda a superar este sopor. "Por la forma en que los sistemas homeostático y circadiano interactúan, la mayoría de la gente siente somnolencia a las 17 o 18 horas del momento en que se acostó la noche anterior", explica la dra. Mariana Figueiro, que investiga la relación entre luz y ritmos circadianos en el prestigioso Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York (EE.UU.).
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