La Moringa proviene de un árbol originario del Norte de India, posee aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, por lo que usada para fines nutricionales, medicinales y hasta cosméticos, pero recientemente se descubrió que también funciona como un potente analgésico.
De acuerdo con la investigadora del Laboratorio de Neurofarmacología de Productos Naturales de la Dirección de Investigaciones en Neurociencias del INPRFM, María Eva González Trujano explicó que la Moringa que más se cultiva es la Oleifera, una excelente fuente de hortaliza verde sumamente medicinal.
“Los beneficios de esta planta se encuentran en todas sus partes, desde la semilla hasta las hojas; no obstante, por la abundancia, las hojas son lo más fácil para comer, pero además estas poseen una gran cantidad de componentes que, de manera conjunta, le dan un gran valor nutrimental y de los que, en forma individual, ya se han descrito reportes en la literatura de su actividad biológica en diferentes alteraciones patológicas, incluyendo el dolor”, afirmó.
Por otra parte, cuando se dedicaron a investigar sobre sus efectos al aliviar diferentes tipos de dolor se observó que hay una evidencia preclínica de un amplio espectro de actividad para calmar el dolor dentro de las hojas de Moringa.
“Parte de ello se debe a que participa diversidad de compuestos entre los que se puede generar sinergismo y acciones a diferente nivel, periférico y central, y en diferentes blancos terapéuticos. Tal es el caso en que se demuestra que contiene tanto componentes no polares como polares, los cuales ya han sido reportados en la literatura con actividad analgésica”, concluyó.