Mejora tu salud intestinal llevando una vida zen
Una vida zen te ayudará a mantenerte lejos del consultorio médico, pues tu bienestar emocional y el buen funcionamiento de tu organismo se encuentran relacionados gracias a la conexión entre la mente y el intestino, al cual se le conoce como el segundo cerebro, porque produce la mayoría de las hormonas responsables de los procesos neurológicos del cuerpo y contiene millones de células en los recubrimientos del tracto digestivo, similares a las que tiene tu encéfalo.
El intestino acumula los efectos de las emociones positivas y negativas, por eso se sienten ‘mariposas en la panza’ en el momento en que te pones nerviosa, un ‘nudo’ al estar enojada o estresada; y un ‘agujero’ cuando te pones ansiosa o te asustas.
Para que comiences a tener una vida zen que beneficie tu salud intestinal, lo primero que debes hacer es relajarte. Emociones, como la ansiedad y el estrés, desencadenan malestares digestivos, que afectan tu salud. De hecho, poco más del 70% de las personas que experimentan molestias digestivas dicen que se sienten emocionalmente afectadas, y 90% de la gente con síndrome de colon irritable padece también de efectos mentales adversos, como la depresión y la ansiedad.
Así que es tiempo de cumplir ese propósito de bajarle a tu estrés, no sólo para dejar de ser el ogro en la oficina, sino para no enfermarte.
Llevar una vida zen no es necesariamente irte a vivir a un monasterio budista. Existen pasos muy simples que te pueden ayudar a mejorar tu salud y a vivir más tranquila:
- Lleva una alimentación saludable, que incluya el consumo diario de yogur con probióticos.
- Practica actividades que bene cien tu estabilidad mental, ya sea yoga o meditación.
- Toma por lo menos, dos litros de agua al día.
- Modera el consumo de alcohol.
- Evita el cigarro.
- Escucha tu música favorita.
- Mantén un peso saludable.
- Reduce la ingesta de alimentos irritantes (como el café).
- Disminuye la ingesta de brócoli y coliflor.
- Mejora tu técnica de respiración.
- Relájate. Recuerda que vivir preocupada no sirve de nada. Como dice el viejo dicho popular ‘Si tiene solución, ¿para qué te preocupas? y si no tiene solución, ¿para qué te preocupas?‘