Lanzarote no es sólo la que aparece en los folletos turísticos. Uno piensa que va a encontrarse camellos en todas partes, y es verdad que los halla a cientos si te acercas hasta Timanfaya, convertido en una especie de parque… de atracciones. Pero es también el reino de los lagartos de Haria y de una microscópica especie cuyos efectos saltan a la vista.Superado este trago, muchos desearían un descanso en los cada vez más poblados -y estupendos- arenales de Playa Blanca. Pero Allcaravan, empresa especializada en descubrir lo mejor de los Parques Nacionales de España, abre camino por los lugares más recónditos y escondidos. A través de pistas de tierras, montones de cenizas y campos de lava, sus guías nos conducen a pie a mares de.volcanes y cráteres. Que en Lanzarote abundan: 120. El recorrido puede comenzar en la base del de Santa Catalina. Su cima ofrece una panorámica espectacular de la isla y de la fantástica adaptación del campesino isleño a su medio natural. Sus viñedos son un ejemplo de ingeniería natural:hoyos cavados en la arena volcánica rodeados de muros de piedra.Aunque los paisajes lunares deslumbran, muchas veces el encanto se esconde en las entrañas de la tierra, en los largos tubos volcánicos que escupieron las erupciones. Una amplia galería subterránea recorre el de la Cueva de Los Naturalistas, en el municipio de Tías. Con una especie de estalactitas espectaculares y aun a riesgo de que los más despistados acaben el recorrido con más de un coscorrón, supone una aventura que puede acabar en el mismo mar si se opta por la cueva del volcán Corona, de 7,5 kilómetros.