El comportamiento de nuestras hormonas puede pesar, y mucho, en la báscula. Pero no hay que preocuparse: podemos transformarlas en nuestras aliadas.Las que influyen en el apetito (Grelina y PYY)¿Por qué tenemos sensación de hambre? En parte, por culpa de la grelina, la llamada hormona del hambre, y que segrega nuestro estómago. Su concentración en la corriente sanguínea se dispara antes de las comidas para empezar a disminuir en cuanto comenzamos a llenar el estómago. Su mala regulación puede estar relacionada con el aumento de peso a largo plazo y, además, con el proceso de recuperar los kilos perdidos tras un régimen."Cuando ha pasado un tiempo sin ingerir alimentos, la grelina estimula el apetito", según el doctor Galofré, endocrinólogo de la Clínica Universitaria de Navarra. Por esa razón, hay que evitar los regímenes draconianos si no queremos caer en el efecto "yo-yo".Por su parte, la hormona PYY controla la saciedad. Se trata de un "cortahambre" muy potente. Liberada por el intestino después de cada comida, nos aporta sensación de saciedad. Es capaz de modular los circuitos cerebrales implicados en el apetito y está demostrado que inyectada puede disminuir la ansiedad por comer hasta un 30%. Pero, cuidado, la medicina insiste que no se trata de un "molécula adelgazante milagro" y todavía son necesarios más estudios a largo plazo.¿Qué podemos hacer?Añade proteínas a tus comidas porque estos nutrientes aumentan la producción de PYY y frenan la de grelina. Si sueles tener ataques de hambre, pon proteínas (carne, huevos, productos lácteos o leguminosos) en tu plato y combate el "agujero en el estómago" con una barra proteínica en lugar de chocolate.