Para bien o para mal las redes sociales se han convertido en un actor clave en la sociedad, sirven para comunicarse, informarse, compartir fotografías… Pero también son un reflejo de la vida de sus usuarios que abre las puertas de su intimidad a todos sus conocidos, incluida a la pareja que, aunque cree saberlo todo de su enamorado, a veces descubre que se equivocaba.Hace apenas dos meses una firma de abogados británica revelaba que dos de cada diez peticiones de divorcio que gestionaba hacían referencia a Facebook entre las razones para terminar con su matrimonio. Flirteos con conocidos que quedan escritos y a la vista del cónyuge; malentendidos derivados de comentarios inapropiados de amigos, disputas por fotos poco decorosas o relaciones anteriores que se convierten en `nuevos contactos´ están a la orden del día en las redes sociales y pueden provocar una ruptura.Pero el papel de las redes sociales no termina cuando la relación llega a su fin. Antes, cuando una pareja rompía y cada uno seguía su camino, sólo cabía esperar o temer un encuentro fortuito que, en la mayoría de los casos, ni siquiera llegaba a producirse; como mucho algún amigo en común contaba algunas noticias de cómo le iba al otro pero nada más. Ahora las cosas han cambiado, cualquiera puede buscar el nombre de su expareja en Google y encontrarse con su perfil en Facebook. Cualquiera puede hacerlo y, según Yoigo, el 43 por ciento lo hace.Y es que cuando se rompe una relación y tras el correspondiente reparto de regalos y recuerdos, viene la desvinculación a través de redes sociales que pueden llegar a ser una tentación difícil de vencer para los nostálgicos y para los que no acaban de pasar página.