Mi Real Madrid. El tiempo para mí es más valioso que, quizá, mi vida misma. Una simple analogía, pero cierta. Aunque un tanto misteriosa.
¡Madrid, Londres, mi Real Madrid y yo! A escena.
La ruta que marca mi destino después de un mes de enero atropellado, casi hasta lo literal, me hacen tomarme un respiro y decidir, «sí, si voy».
Nada me provoca más felicidad que viajar. Mi madre que durante muchos años de su vida ha sido una completa vagabunda, una trotamundos. O wanderlust.
Mi Real Madrid y yo
Madrid, Londres, Mi Real Madrid y yo, repito. Bueno, y mi mejor amiga, pero de ella ya he escrito mucho y las demás amigas se encelan
Poco tiempo para planear un viaje que si bien es de trabajo veré a muchas personas que amo, que me aman y recientemente me han acompañado en momentos de dolor y adversidad.
Abrazar a personas que amo debe ser mi acto más profundo de amor propio. Me es inevitable ofrecer y brindar un abrazo, el contacto físico para mí es la muestra más grande de amistad y de estos síntomas sistemáticos que me ayudan a generar endorfinas y, entonces, redunda en amor.
Los viajes y abrazos: el combo perfecto. Ciudades y personas nuevas, ¿qué más podría pedir? Futbol femenino, futbol, mi madridismo y yo. Entrevistas a las jugadoras más top del mundo. Y me pagan por hacer lo que tanto me encanta. Qué dicha.
![](https://www.mujeraldia.com/wp-content/uploads/2025/02/hugo-sousa-1Z7QDZqT2QQ-unsplash-683x1024.jpg)
Champions League
La bendita Champions. Nada es más apoteósico que ver al Real Madrid en noches de Champions League. Tiene un romance con la competición.
Sí, tan almas gemelas mi Real Madrid y yo:
- Amando los imposibles.
- Creyendo en los improbables.
- Haciendo que suceda lo inimaginable.
- Relatando noches épicas.
- Lisboa, Milán, París, Cardiff.
- Amor de mi vida.
La poco fe que —a veces—me queda la uso para el futbol. En el amor he perdido por completa la fe y el rumbo. Aunque siempre queda el anhelo.
Pero no en el futbol del Madrid. Es ese espíritu que jamás se cansa de luchar, de creer y alentar, de dar un repaso así el equipo luzca enfermo o cabizbajo, siempre está ahí: la fe. La posibilidad. La grandeza.
Qué finura de mi parte esta analogía del amor y la Champions League con el Real Madrid.
A veces creo más en mi mismo que yo, lo cual es un poco fortuito y pragmático de mi parte, pero tiene un toque de sensatez con ese lado y tono de soñador que no me deja, que se sostiene como aquella inmensa vitrina donde posan 15 Copas de Europa. Sólo el Real Madrid.
Madrid, Londres, mi Real Madrid y yo en una noche mágica de Champions League.
Que el futbol me da todo lo que el amor romántico no me puede dar: felicidad con miedo.