¿Y qué? Es un proceso fisiológico natural y, como tal, hay que asumirlo. Eso sí, teniendo en cuenta que provoca efectos sobre la piel.- El envejecimiento hormonal hace que descienda el nivel de estrógenos y que el metabolismo se ralentice. Las consecuencias: las fibras de colágeno y de elastina se endurecen y no pueden realizar su función de sostén.- Tanto la dermis como la epidermis se debilitan, lo que provoca una evidente pérdida de firmeza. A esto hay que añadir que también disminuye la secreción sebácea, que da lugar a una pérdida considerable de agua, lo que se traduce en un resecamiento extra.- Tienes que utilizar cosméticos más ricos, tanto en ingredientes como en texturas, que te ayuden a paliar esa sequedad cutánea. Hay muchas cremas para pieles maduras que incorporan hormonas vegetales o fitohormonas en sus fórmulas. En este sentido, muchas investigaciones científicas avalan la efectividad de las isoflavonas de soja.- Es muy importante mantener un nivel correcto de hidratación, tanto en el interior como en el exterior, así que no dudes en beber mucha agua. La calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano resecan mucho el ambiente. Lo mejor: un humidificador para mantener la humedad ambiental.¿Y con una década más?Hace unos años era tabú, para las firmas cosméticas, lanzar productos para las pieles más maduras.- Pero ahora son muchas las que llegan a esta edad espléndidas y muy orgullosas de cumplir años.- La falta de calcio provoca osteoporosis en los huesos y también repercute en la piel. Hace que se deshidrate y que provoque el descolgamiento de los tejidos. Por eso, las nuevas cremas lo incorporan en sus fórmulas.