Este concepto, en la teoría psicoanalítica, explica el proceso psíquico que determina la capacidad del ser humano de desarrollar ciertas actividades. Según el diccionario de María Moliner, "el término sublime se aplica a las acciones humanas, a las palabras o escritos y a las obras de arte de gran belleza".Aunque evoque al término sublime, Freud no hablaba sólo de la capacidad de algunos genios para las grandes obras artísticas o científicas, sino de la de cualquier persona que realiza actividades creativas, ya sea en el trabajo, en el estudio, en la investigación, etc. Freud señaló que la sublimación nace de la energía libidinal del sujeto, que encuentra su expresión en forma de deseo y aspiraciones amorosas.La libido busca siempre la satisfacción, pero, al resultar incompleta, se procura nuevos caminos para completarla. El fundamento de la insatisfacción lo encuentra en "las primeras exigencias de la civilización", que serán transmitidas a través de los padres. Sin embargo, esa insatisfacción causada por los límites que impone la cultura "pasa a ser la fuente de los más grandiosos logros", según Freud. Una parte de la energía psíquica, que en principio sólo es dirigida a los primeros objetos amorosos, es desviada hacia otros fines pero con la misma intensidad.EL JUEGO INFANTILUn ejemplo de ello lo constituye el juego en el niño. Cuando la madre se ausenta, el pequeño recrea la situación: juega a que él es la madre que se va y regresa. Inventa una diversión que simboliza su vivencia personal, transformando una experiencia de insatisfacción (la que resulta al no estar con ella) en otra que le produce placer.Para Otto Fenichel, psicoanalista austriaco de principios del siglo XX, algunos juegos infantiles son precursores de la sublimación en el adulto. La experiencia de crear o de inventar en la vida adulta es lo más parecida a la sensación que experimenta el niño a través del juego. Así, el pequeño "exorciza" sus penas y el adulto, mediante su capacidad creadora, sea artística o no, encuentra alivio a sus pesares cotidianos.EL DESEO ADULTOProceso independiente. Para Sigmund Freud, la capacidad de sublimar de la persona no se produce por imitación de modelos o por ideales. Puede ser incitada por ellos, pero es un proceso independiente: la sublimación no se puede obtener por la fuerza.Modo adaptativo. Para el analista Donald W. Winnicott, sólo puede darse la sensación de que la vida vale la pena si lo que hacemos escapa a lo que él llama "acatamiento de la realidad exterior" (hacer lo que quieran los demás), donde el sujeto, en vez de desarrollar su potencial creador, simplemente se plantea encajar de un modo adaptativo, sin tomar en cuenta su propio deseo.