La casa de algunos amantes del arte es en sí misma una galería que muestra parte de sus gustos a través de obras de arte moderno y, en menor porcentaje, incluso también de arte clásico. Algunas de estas viviendas son auténticas exposiciones permanentes.El arte juega en el ambiente un papel trascendente que puede tener una buena ubicación dentro del espacio de un hogar. Y no existen reglas preestablecidas sobre el particular. Lo más importante es dar a las obras un destino tal en el que ejerzan particular atracción y realmente puedan ser disfrutadas, sin descartar zonas como el cuarto de baño.Una casa tipo loft puede lograr lo que inicialmente parecía imposible, un espacio vanguardista que a la vez sea un clásico. Varias piezas importantes contribuyen a lograrlo: retratos, dibujos, plumillas… Una adecuada iluminación contribuye para que se luzcan en toda su dimensión.El mobiliario de este magnifico ejemplo se completa en el salón. Allí pueden convivir un sillón de Eames, una silla regencia y un antiguo arcón con varias tallas tribales que comparten un rincón. Los grandes ventanales siguen conservando el estilo industrial del edificio.Las paredes en ladrillo rústico pintadas en blanco, los suelos originales, de tablón de madera ancho y las vigas de madera, le dan ese aire tan personal. En la zona de trabajo, altas estanterías repletas de libros, fotografías y recuerdos. Al fondo un retrato realizado en gresite da paso al dormitorio.El dormitorio y el baño están unidos, separados simplemente por un módulo triangular convertido a su vez en galería de arte. En esta habitación predominan el blanco y el negro. Como cabecero una gran obra de Schnnabel y enfrente una fotografía de Frank Thier.