Al igual que otros 78 millones de estadounidenses, Mary Jane Harrison es obesa y como muchos otros compatriotas muy excedidos de peso, ella no puede someterse a una cirugía para perder peso debido a que su seguro de salud no cubre el costo.
La carga financiera le imposibilita seguir el consejo de tres médicos que le recetaron un procedimiento para reducir el estómago de la paciente que mide 1,47 metro (4 pies 10 pulgadas) y pesa 120 kilogramos (265 libras).
Su plan de seguro de salud, suministrado por UnitedHealth, excluye la cobertura de todo procedimiento quirúrgico para reducción de peso. Por eso, ella y su familia están tratando de recaudar 15.000 dólares para pagar por la operación que supone le salvará la vida.
“Tengo 53 años y no creo que voy a llegar a los 55”, afirmó Harrison, que vive en las afueras de San Antonio y que ha tratado durante años de perder peso por medio de dietas y ejercicios. “Cuando una siente un deterioro tan rápido de la salud, se da cuenta”.
UnitedHealth dijo que no puede comentar legalmente sobre el plan de salud de Harrison a menos que esta firme una autorización, pero la mujer se negó a hacerlo aduciendo preocupaciones por el modo en que la compañía pueda usar la información.
Su caso pone de manifiesto una tendencia sorprendente: Aunque el número de personas obesas en Estados Unidos persiste en niveles récord, el número de pacientes que se someten a cirugía para reducción de peso no ha variado en una década.
El año pasado, unos 160.000 pacientes en Estados Unidos se hicieron la operación, aproximadamente el mismo número que en 2004. Es solo un 1 % de los aproximadamente 18 millones de adultos que podrían recibirla, según la Sociedad Estadounidense para Cirugía Metabólica y Bariátrica.
“Si estuviésemos hablando de cáncer de seno, nadie se conformaría con que solo el uno por ciento de esa población recibiera tratamiento”, afirmó el doctor John Morton, profesor de cirugía en la Universidad Stanford. “Sin embargo, si uno se fija en el impacto de la obesidad sobre la expectativa de vida, es de lejos una de las condiciones más peligrosas que enfrentamos en la salud pública”.
Los cirujanos atribuyen las cifras a una combinación de factores, incluso la depresión económica y el estigma social de apelar a la cirugía para tratar problemas de exceso de peso, pero agregan que la cobertura del seguro médico es el mayor obstáculo.
Casi dos tercios de los planes de salud patrocinados por los empleadores no cubren esa cirugía, que puede costar entre 15.000 y 25.000 dólares. Además, quienes se someten a ella son instruidos por los médicos a cumplir con una serie de requisitos, incluso dietas especiales y evaluaciones sicológicas antes del procedimiento quirúrgico.