Los bebés de fumadoras tienen más pequeño el cerebro y tienden a nacer con una talla y peso considerablemente menores que el resto de bebés, informó el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.
El presidente del V Congreso Nacional sobre Prevención y Tratamiento del Tabaquismo, Miguel Barrueco, señaló que lo más representativo es que estos niños tenderán a mantener una desventaja inicial durante al menos los primeros años de vida, y no sólo en cuanto a crecimiento y desarrollo físico, sino en cuanto a maduración intelectual y control emocional.
“Lo más llamativo es que esos déficits suelen corresponderse también con un menor perímetro craneal, y esto no puede interpretarse como una simple curiosidad científica, ya que el diámetro del cráneo es fiel reflejo del tamaño del cerebro, y éste a su vez es un índice, no acertado en todos los casos, pero índice al fin y al cabo, del número de células cerebrales”, destacó Barrueco en un comunicado.
No menos inteligentes
En opinión de Barrueco, no se puede deducir “con absoluta certeza” que los hijos de madres fumadoras o expuestas al humo del tabaco van a ser menos inteligentes, “porque no siempre una cabeza grande es sinónimo de una gran cabeza”.
Además indicó que el coeficiente intelectual dependerá de otras variables que exceden a un esquema tan simple, pero “lo que sí es un hecho constatado es que fumar durante el embarazo triplica las posibilidades de que nazca un niño hiperactivo en su desarrollo intelectual durante una etapa tan esencial en la vida de una persona como es la primera infancia”.
“La duda planteada queda ahí y, a falta de investigaciones que arrojen luz sobre ella, debe servir al menos para hacer reflexionar a los fumadores que rodean a una embarazada, o a ella misma si siente la tentación de fumar”, añadió.
Partos prematuros
Barruecos insistió en que el tabaquismo durante el embarazo se ha relacionado con una mayor probabilidad de partos prematuros, además de aumentar entre un 25-35% la probabilidad de aborto espontáneo y de mortalidad perinatal.
Además, se ha comprobado que estos niños tienen una propensión significativamente mayor que el resto de padecer infecciones respiratorias, tales como la neumonía, bronquitis, infecciones otorrinolaringológicas o asma.
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