¿Cómo deconstruirme?

Justo pensaba en eso: ¿Cómo deconstruirme? ¿Cómo deconstruirnos? ¿Por dónde empezar? ¿Qué es deconstruirse? Y así, mínimo una decena de preguntas más.

Claro, Google es una opción para aterrizar la primera idea, incluso la AI. Pero quiero genuinamente saber cómo y, sobre todo, por dónde comenzar.

Si bien soy un privilegiado que puede pagar una terapia psicológica y psiquiátrica, asisto a ambas mínimo dos veces por mes.

En México, y aún cuando yo no soy mexicano ni nacionalizado pero vivo en México, no es una prioridad del gobierno —ni del actual ni ninguno—la salud. Mucho menos la salud mental.

La gente que accedemos a terapia en la mayoría de los casos es con nuestros propios recursos y/o a través de instituciones u organizaciones no gubernamentales dedicadas al cuidado, protección y trabajo de la salud mental. Muchas veces cuando ya los trastornos o diagnósticos son avanzados.

Entonces la salud mental que va de la mano de la pregunta cómo deconstruirme, no tiene una respuesta sencilla. Pero sí creo que el comienzo es la intención, la información para dar paso a las acciones.

¿Cómo desaprender?

En nuestra temprana infancia todo lo que aprendemos es absorbido como esponja desde nuestras madres, padres (en mi caso no tuve figura paterna), abuelas, abuelos, hermanos. Y después profesoras, tutoras, etcétera.

Pero, ¿cómo saber si lo que estamos aprendiendo es lo correcto? Además de lo correcto si es lo único, lo prudente o sólo es la herencia de los aprendizajes prestablecidos de nuestras familias.

Qué complejo, porque en un sentido estricto —quiero creer—que la mayoría de las madres querrán lo mejor para sus hijos. Lo mejor desde sus experiencias y conocimientos. Que pueden ser errados.

Sin embargo, la intención de desaprender depende mucho de lo que hemos experimentado como individuos. Revalorizar nuestros pensamientos hacia conductas más positivas pero además más responsables e incluyentes.

Ser incluyente

Y esta es la palabra: incluyente. En una sociedad cada día menos empática y cada vez más deshumanizada necesitamos incluir la diversidad de opiniones, de expresiones y pensamientos. Sí. Pero también sin dejar de lado nuestros valores personales y familiares.

Luce como un sinsentido por completo, pero no. Partiendo de tener el propósito, la voluntad y la determinación de comenzar a desaprender acciones, manifestaciones y declaraciones que ya no están acordes al tiempo que vivimos.

La idea de desaprender y cómo deconstruirme primero que nada apela a la intención de seguir aprendiendo.

Somos una constante evolución y por supuesto que aunque he adoptado machismos o micromachismos, por poner un ejemplo, de mi madre o de mi abuela, pero eso no significa que quiera y desee cambiarlos y dejarlos todos de un tirón, sin embargo será en el eterno camino de la ‘prueba y error’, no perder de vista cuáles sí, trabajar en ellos hasta que por fin logre eliminarlos.

¿Cómo deconstruirme?
¿Cómo deconstruirme?

¿Cómo deconstruirme?

No es una tarea sencilla, pero el resumen del cómo deconstruirme, en mi experiencia personal, insisto, podría ser:

  1. Iniciar reconociendo que hay emociones y sobre todo acciones que debo cambiar, transformar y muchas de ellas eliminarlas por completo.
  2. Cuando ya sé cuáles, quizá al inicio sean solo un par, poder comprender el contexto del porqué no son correctas. Quizá en un acto de autorreconocimiento y también del autocuidado personal.
  3. Acciones. Esta es la más importante y seguramente puede incluir desde literatura, es decir, libros que nos ayuden en ese reconocimiento y decisiones. Conversaciones incómodas, esta es una parte fundamental para comprender los porqués y lo que no es correcto, ejemplo: opinar o criticar el cuerpo de alguien más, mucho menos de una mujer.
  4. Buscar ayuda. Al inicio del texto lo dije: asistamos a terapia. Y aunque en la mayoría de los países de Latinoamérica no es una prioridad de los gobiernos, pero la nuestra sí. Además será la mejor inversión. La ayuda de una o un profesional siempre será una de las mejores decisiones.

Mi camino personal

Quizá la lista es muy vana, pero —insisto—es mi experiencia personal. El Álvaro que era en noviembre de 2024 no es el mismo de hoy, y no es que haya un cambio radical. Simplemente en un autorreconocimiento y en la búsqueda interminable de mi autocuidado reconocí que no sabía —ni sé—cómo deconstruirme y estoy en ese aprendizaje.

Esto es un ejercicio de comunicación que para nada busca re educar, mucho menos decir cómo deconstruirte o cómo deconstruirme. Es un trabajo personal y en los tiempo de cada uno habremos de descubrir qué funcionó y cómo ejerzo esos nuevos aprendizajes.

El amor propio, la aceptación y autocuidado es un trabajo de todos los días. Mi trabajo más íntimo.

A María Emilia con todo mi amor y gratitud. Gracias, china, por ponerme en escenarios tan adversos y ayudarme a deconstruirme aprendiendo de tu feminismo, inteligencia pero sobre todo ejemplo, empatía y sororidad. Te amo, te reconozco y procuraré cuidarte siempre.

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