En toda memoria adulta hay imágenes, flashbacks, recuerdos de aquella vez (o aquellas veces) que fuimos ‘los dejados’ de una relación: abandono, confusión, ansiedad, tristeza, soledad, estallidos de ira, orgullo insustancial, derrota, rencor, borracheras y hasta sexo por despecho. Aunque una parte de nosotros odie a quien nos está lastimando con su partida, sabemos que no podemos condenar a alguien por no querernos, así que en lugar de eso, lo maldecimos por terminar con nosotros de mala manera, sin respeto y con deslealtad. Siempre surgen acusaciones que no guardan relación con el amor. Juzgamos al ex de toda clase de maldades buscando censurarla moralmente por la separación. El caso es criticarlo por cómo nos ha apartado. Y si siempre parece que podría haber roto con nosotros de mejor manera, ¿significa eso que existe ‘la ruptura perfecta’? Aquí te decimos:
Para encontrar el método perfecto de terminar con una relación, debemos conocer qué ocurre realmente en las rupturas, y aquí influyen varios factores: infidelidad, desconfianza, inexistencia de proyecto común, aburrimiento, problemas con las respectivas familias, conflictos de convivencia y el más popular: falta de comunicación.
Cortar una relación por sorpresa está muy lejos de ser una ruptura perfecta, pues significa que no ha habido ninguna comunicación sobre que algo iba mal y genera mayor frustración porque nos frustramos y castigamos por no haber percibido el problema y, además, nos hace sospechar de motivos ocultos o de la existencia de terceras personas, provocando una ansiedad que nos obsesiona y nos atasca en las primeras fases del duelo.
Para que el golpe sea menor, deben existir señales previas. La cobardía es un mal muy frecuente: cobardía para asumir que nos hemos alejado emocionalmente de nuestra pareja y para afrontar la decisión de cortar, con sus beneficios y con sus riesgos. Por eso, debemos expresar lo que no funciona y si no se soluciona, al menos, se evitará finalizar la convivencia con brusquedad.
Si quieres ejecutar la ruptura perfecta, no debes caer tampoco en el clásico ‘break‘, pues es injusto para aquél que sí está esperanzado en que se solucionen las cosas cuando tú sólo quieres que todo se termine. Así que si tienes la certeza de cortar, hacerlo paulatinamente es una condena al sufrimiento y a la decepción. Mejor el golpe de una sola vez a alargar y hacer más doloroso el proceso, así abrimos el camino de la recuperación y no imponemos falsas expectativas. Recuerda que aunque toda separación es difícil, no debes hacer al prójimo lo que no quisieras que te hicieran.