‘Estás cordialmente invitado a mi fiesta de divorcio‘ puede sonar un poco raro, pero es la nueva tendencia entre mujeres que están pasando por un proceso de divorcio alrededor del mundo. Quizá creas que es descabellado que siquiera puedas tener el humor o la energía suficientes para planear un festejo en medio de una situación nada sencilla, sin embargo, la despedida de casada puede ayudarte a superar la separación al celebrar un nuevo comienzo rodeada de la gente que te quiere y te apoya.
Desde el momento de nuestro matrimonio hasta que dejamos este plano terrenal, celebramos cada acontecimiento o transición en nuestra vida con una ceremonia. Partiendo por el bautismo, la primera comunión, los quince, toda clase de títulos académicos, tu boda, y hasta tu muerte, tienen su ritual. Así que ¿por qué si el divorcio tiene tanto impacto en nuestras vidas no amerita celebrarlo?
Sea cual sea el caso, el objetivo de una celebración es cerrar una etapa, un ciclo, una celebración fundamental para abrir las puertas y permitir que entren nuevos aires.
Según los expertos (profesionales dedicados a la planificación de las célebres fiestas de divorcios) existen dos tipos de clientes para este tipo de despedida. Los primeros, y más comunes, los que han tenido una separación muy dura, siguen atados emocionalmente a sus ex y necesitan ayuda. Y otros que sienten que han desperdiciado su tiempo estando juntos y se despiden sin rencor en una celebración que le demuestra a sus amigos que no tienen que elegir bandos.
Lo cierto es que una fiesta de divorcio en realidad es un espacio que permite darse un momento para llorar, reír, respirar, hacer lo que uno quiera o necesite para lograr una despedida exitosa en compañía de amigos y familiares.
Si una despedida de casada realmente ayuda o no a pasar el trago amargo del proceso de divorcio, no está muy claro. A veces realmente sólo necesitamos bailar, reírnos de todo y comer hasta reventar rodeados de aquellos a quienes queremos para recordar que no todo es tan grave y que la vida debe continuar a pesar de aquellos a quienes dejamos en el camino.