No eres ni serás la primera ni la última que teme con todas sus fuerzas el momento de despedirse de sus uñas de gel, ya que después de meditarlo e invertir tiempo y dinero en una intensiva sesión de manicura, tendrás que volver al salón.
Sin embargo, tal vez no lo sepas, pero la solución a todos tus problemas es más sencilla de lo que crees, de hecho, sin que tengas que salir de casa y sin que tu monedero vuelva a prepararse para un duro golpe.
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Se acabó eso de arrancar los restos de esmalte de gel, dejando tu uña original hecha un auténtico desastre (definitivamente, C. Tangana no era el único al que dejaban cicatrices las uñas de gel).
Simplemente tienes que empapar una bola de algodón en acetona y colocarla sobre la uña. Después, envuélvela en papel de aluminio y déjalo actuar durante, aproximadamente, 15 minutos. La duración dependerá de la resistencia de las uñas de gel, por eso, si es necesario, mantenlas cubiertas un poco más.
Antes de comenzar con la eliminación de tu manicura, te recomendamos que apliques vaselina para proteger tus dedos y que éstos no sufran y se irriten con la acetona. Hazlo hasta llegar debajo de los nudillos superiores, con cuidado de no cubrir en exceso los bordes de las uñas para que la acetona pueda eliminar bien la uña de gel.
Cuando el gel haya comenzado a desprenderse, arrastra un empujador de cutículas a ras de la uña para eliminar por completo el esmalte. Es recomendable que no raspes ni limes.