Los tratamientos para la piel son muy variados, económicos, y aparte tienen múltiples beneficios estéticos. La leche aporta nutrición y mucho más.
La leche se utiliza en la elaboración de diferentes productos de belleza como jabones y cremas, porque contiene hidratos de carbono, grasas y proteínas que la convierten en un excelente suavizante.
Además, humecta y nutre la piel por sus minerales (calcio) y vitaminas (A, B, y D). La leche puede utilizarse sola, o mezclándola con otros ingredientes naturales para aprovechar todos sus beneficios.
La clave del éxito reside en el ácido láctico presente en este líquido, uno de los mejores exfoliantes e hidratantes que nos brinda la naturaleza.
La leche puede utilizarse de muchas formas para mejorar el aspecto de la piel y también su salud. Es ideal si la mezclamos con un poco de agua tibia como exfoliante para pieles sensibles, o que padecen de problemas como el eczema y la psoriasis.
Otra mascarilla se puede hacer con una cucharada de leche, una de miel y una de jugo de limón. Esta mascarilla te permitirá rejuvenecer la piel seca y devolverle su brillo.
Y si eso no es suficiente, coloca una taza de agua bien fría en 20 grs. de almendras, revuelve enérgicamente y cuela. Coloca sobre toda la piel.
Para que puedas aprovechar sus beneficios desde casa:
- Humectante. Si sientes tu rostro un poco acartonado, pasa un algodón mojado en este producto lácteo por toda tu cara. Enjuaga con agua tibia.
- Desmaquillante. Usa un poco de leche tibia (de preferencia entera) y aplícalo con tus toallitas desmaquillantes. Seca tu rostro con un algodón.
- Pies suaves. Calienta un litro de leche entera e introduce tus pies durante 10 minutos. Enjuágalos con agua tibia y luego frótalos con una mezcla de sal en grano con aceite de oliva.
- Exfoliante. Mezcla 2 cucharadas de avena molida, una cucharada de miel y una de leche hasta conseguir una mezcla uniforme.
- Ojeras. Mezcla 2 cucharadas de avena molida, una cucharada de miel y una de este producto lácteo hasta conseguir una mezcla uniforme.