Más allá de la marca y de la fecha de caducidad, la aplicación del maquillaje puede o no hacer magia en tu look.
Desde los que te hacen lucir mayor y hasta los que te hacer lucir desaliñada, el maquillaje puede ser tu mejor aliado o tu peor pesadilla, recuerda más allá del “qué” está el “cómo”:
- No usar un primer. Funciona como un imán del maquillaje, entonces, estás limitando el tiempo de vida de tu look. Aplicándolo después de tu crema humectante, ayudará a que la base se deslice de manera uniforme y con un acabado mucho más suave. Un primer puede hacer la diferencia entre un maquillaje “corrido” en un par de horas o un look intacto aún a media noche.
- Bombear tu mascara de pestañas. En realidad, lo único que estás haciendo es hacer que el empaque se llene de aire, lo cual secará el producto más rápido. Y sí, habrá buena cantidad de grumos en tus pestañas. Cero natural.
- Morder y lamer tus labios. Dejará tu boca agrietada o partida y, por lo tanto, tu lipstick se verá seco y grumoso. De la misma manera lamer tus labios muy seguido los secará, causando problemas similares. Y un lipstick con los labios agrietados se ve fatal.
- Soplarle a tus brochas. Básicamente estas creando el hábitat perfecto para que se forme un nido de bacterias. Es posible que resulte en acné. En lugar de soplar, elimina el exceso de maquillaje dándole un golpecito contra tu brazo.
- No humectarte antes del maquillaje. Tan o más importante que el uso de un primer. El orden es crema humectante, primer y base de maquillaje No hacerlo hará que todos tus esfuerzos realmente se conviertan en una pérdida de tiempo. Hidratar es la clave para lograr un makeup uniforme y duradero, ya que de lo contrario, se adherirá de manera diferente a ciertos puntos de la cara. Correr el riesgo de que tu lok luzca pastoso.