Seguro que algún verano has vuelto de vacaciones con el pelo reseco, sin brillo, áspero con un color que nada tiene que ver con tu tono habitual. Pues bien, ese estado se debe a que no le has aplicado la protección específica que requiere. Y es que, mientras la piel tiene su propio mecanismo de defensa frente a los rayos solares, no ocurre lo mismo con el pelo.Las exposiciones prolongadas al sol son uno de los peores enemigos del cabello. Sin protección, los rayos UV, antes o después, acaban por deshidratar, resecar y debilitarlo, especialmente si está coloreado (incluso, puede llegar quemarse). Y es que el pelo teñido es mucho más sensible a los efectos nocivos del sol: sin los cuidados adecuados,
las sucesivas coloraciones lo hacen más poroso y frágil, por lo que es mucho más
vulnerable a las agresiones externas.La mejor defensa es utilizar, en los momentos en que los rayos del sol son más fuertes,
sombreros, pamelas y gorras, que además de favorecerte, te protegen. También, es imprescindible que te pongas un filtro solar capilar que evite que se reseque y fragilice la estructura del cabello. Al menos una vez a la semana, ponte una mascarilla ultranutritiva, que lo repare en profundidad y lo proteja de daños futuros.La melanina del cabello se corresponde con la de la piel. Por eso, el cabello rubio se deteriora antes que el castaño. Además, si es fino, seco o sensibilizado, se aclara más fácilmente que cuando es grueso, duro e impermeable. Tampoco hay que olvidar que el cloro de las piscinas es responsable de que muchas melenas rubias acaben el verano con el pelo verdoso. Así que, después del baño en la piscina enjuágate el cabello con abundante agua dulce. No olvides quitar la humedad del cabello con una toalla y luego déjalo secar al aire, es lo más saludable para el cabello y darás vacaciones al secador.El cabello también sufre con los cambios bruscos de temperatura a que se ve sometido durante el verano. Cuando te bañas en la playa, el agua puede estar a unos 22º C y cuando sales, el termómetro marca 38º C, por ejemplo. Pero si decides irte a tomar un refresco a un local cerrado, el aire acondicionado está a 24º C. El dr. Steve Shiel, científico de Procter & Gamble, asegura que "un incremento de temperatura de 21º a 35º C aumenta la posibilidad de daño y rotura del cabello". La solución es proteger el pelo con un producto hidratante, que forme una película protectora sobre la fibra capilar para que mantenga sus niveles idóneos de agua y evite que se deshidrate y reseque.Y una vez que vuelvas de las vacaciones, ve a tu peluquería para que valoren el estado de tu pelo. Si lo has protegido, un tratamiento spa rico en sales minerales, proteínas y queratina será suficiente para lucir un cabello sano, hidratado y brillante. Si no los has cuidado, deberás armarte de paciencia porque tardarás meses en paliar los estragos.