Las voces de alarma sobre los daños que provoca el sol, a corto, medio y largo plazo, son unánimes: la protección, no es un capricho, sino una necesidad. Y ya no sirve la excusa de que las texturas son pegajosas, costosas de aplicar o que dejan brillos sobre la piel, porque la amplia variedad de fórmulas satisface todas las demandas. Un consejo: controla las exposiciones solaresYa va siendo hora de que te quites de la cabeza que no existe una relación directa entre tomar más horas de sol y conseguir un bronceado más intenso. Al contrario, es una pérdida de tiempo que además puede dejar secuelas irreparables en tu piel. ¿Por qué? Te voy a dar dos razones de peso para convencerte. La primera es que la piel tiene memoria y los excesos solares cometidos en la infancia o la juventud, antes o después, acaban por pasar una factura muy elevada a tu piel.La segunda es que todos nacemos con un cupo determinado genéticamente para ponernos morenos con mayor o menor intensidad. Por eso, llega un momento en que tu piel no se broncea más, por mucho que insistas en ampliar las horas de exposición solar. Lo único que conseguirás es acelerar el proceso de envejecimiento, sembrar tu epidermis de manchas e incluso predisponer tu piel para daños más graves. Usa y abusa de los protectores solares de última generación, que además de salvaguardar tu piel también la tratan con potentes activos anti-edad. No te olvides de unas gafas de sol grandes, que cubran los laterales, y una pamela, que además, es la última tendencia en moda.