El pasado domingo 29 de octubre se celebró el certamen de belleza Miss Perú 2018, en el que como cada año, 23 candidatas llegaron a la final del concurso que se realizó en el Teatro Municipal de Lima. Sin embargo, en esta edición el certamen decidió romper los estereotipos y giró en torno al empoderamiento de la mujer y la lucha contra la violencia de género.
La ceremonia tuvo varios momentos en los que se habló sobre los feminicidios y la violencia contra la mujer. Cuando las candidatas al Miss Perú 2018 se presentaron después de desfilar en bikini, debían dar sus medidas y en cambio, todas compartieron datos duros sobre la problemática que enfrenta su país y el mundo en general ante los feminicidios y agresiones físicas y psicológicas hacia la mujer.
Durante esa sección del certamen, las finalistas desfilaron con la canción de Leslie Shaw de fondo ‘Sé fuerte‘, mientras que en la pantalla principal del escenario se mostraban las portadas de los diarios con titulares sobre denuncias y muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas.
‘¿Qué ley impulsarían contra el feminicidio?’ fue la pregunta final a las tres semifinalistas. Romina Lozano fue la primera en responder. La actual Miss Perú 2018 manifestó que implementaría una base de datos para todos los agresores que debía ser pública. Además, impondría medidas de restricción más severas sin ningún beneficio penitenciario.
Para Andrea Moberg, la respuesta era otra: Todos aquellos que violenten a la mujer deben recibir cadena perpetua. La joven manifestó que había que poner mano dura contra estos hombres para que de una vez, cese el abuso de género. Kelin Rivera fue la tercera en responder. Ella comentó que las leyes ya existentes deberían ser más severas. Sin embargo, ella decidió hablar más sobre el fomento de la valoración a la mujer para evitar la violencia.
La decisión de la producción del Miss Perú 2018 de dedicar el certamen a la violencia de género fue el centro de la polémica en las redes sociales. Los usuarios se dividieron: unos apoyaban la decisión de mostrar las portadas durante el desfile en bikini para demostrar que las mujeres no son objetos y que la ola de violencia no cesa. Otros, en cambio, criticaron que mientras las concursantes se exhibían en traje de baño, se mostraran esas imágenes de violencia como si el tema ayudara a ‘vender’ el certamen al que además, tacharon de amarillista.
De cualquier manera es refrescante que este tipo de concursos se renueven en una época que exige un sentido más profundo de las cosas y no sólo celebrar la estética.