En la reforma de un inmueble hoy todo es posible. Gracias a una estudiada y cuidada transformación, una vivienda clásica puede convertirse en un espacioso dúplex, amplio y luminoso, en el cual no quede espacio para tabiques que roben metros y den sensación de pequeñez.Materiales nobles y no tan nobles, ladrillos, hormigón, madera y hierro son capaces de compartir espacios con naturalidad y crear ambientes modernos, cálidos pero sin perder frescura y audacia. También se pueden derribar las paredes respetando el estilo original, avivando detalles que revelen la calidad de la construcción, como las molduras.Visualmente los espacios entre alturas pueden diferenciarse por el tratamiento estético. Por ejemplo, las paredes de abajo pintadas y las de arriba con ladrillo visto. Un mueble de estilo bajo la escalera concede un toque de elegancia.
Se puede implementar una escalera volada de hierro con peldaños de roble para que no entorpezca visualmente el espacio diáfano. Es suficiente con una ligera y estrecha barandilla que facilita el ascenso sólo en uno de los lados. Tampoco debe haber gran profusión de mobiliario, para dar mayor protagonismo a la estructura arquitectónica de la vivienda. Muebles y objetos, pocos y escogidos.La luz juega un papel muy importante en el diseño de cualquier vivienda. Siempre que sea posible, han de habilitarse vanos para grandes ventanales que dejen pasar gran cantidad de luz al interior. Si el piso superior es el ático, varias ventanas abiertas en el techo son ideales para dejar pasar la luz natural.En el piso superior tampoco hay lugar para los tabiques. Un sencillo murete de ladrillo puede separar, por ejemplo, el dormitorio de un pequeño despacho. El baño queda perfectamente integrado en el dormitorio, únicamente separados por un gran cristal con puerta se hallan la bañera y el inodoro.