Los cheat meals son una trampa o una estrategia. Consisten en dejar un día libre a la semana para poder comer lo que quieras, sí, lo que quieras. Por supuesto no hay por qué caer en el exceso, pero sí se trata de disfrutar de algunas bebidas o alimentos que no pruebas los demás días, por aquello de la dieta.
Este preciado día no contaremos calorías y ya nos preocuparemos después de retomar la estupenda forma de comer que llevábamos hasta el momento, incluso aplicando un día de detox tras habernos dado ese lujito. Sus beneficios no solo se extienden al campo metabólico, sino que también conlleva beneficios psicológicos para tu ritmo de vida.
Los cheat meals son un aliciente, te dan libertad y te ayudan a controlar tus antojos a lo largo de la semana. Se trata de un equilibrio entre desempeño y recompensa y aunque parece un sistema muy “arcaico” sí funciona.
Antes de que empieces a llevar los cheat meals a tu rutina, debes saber que se trata solo de una comida al día, pero que podrás alargar hasta la jornada completa si lo consideras necesario. Si lo haces de este modo sí deberás vigilar qué consumes y, sobre todo, irte directito al gym al día siguiente.
De todo aquello que se te antoje, elige lo menos dañino para tu estilo de vida. Cómete ese enorme trozo de carne y date el gusto de disfrutar el brownie que toda la semana te hizo ojitos. Sí a tu placer culposo pero solo una porción, ¡modérate!
Es muy importante que ayudes a tu cuerpo a eliminar lo que ingeriste con tus cheat meals lo más pronto posible, recurre al agua. La mayoría de las comidas chatarra tienen exceso de sodio y harán que te sientas hinchada, deshidratada y cansada.