La ilusión mueve montañas, asegura la vizcaína Mercedes López Luzuriaga. Y la ilusión la mantuvo en vilo cuando le llamó Luis Guridi, el director de Camera café, y le ofreció hacer una prueba para el papel que ahora representa, el de Asun, la abuela becaria de la alocada oficina. En realidad, esta actriz tardía ha cumplido 80 años en el plató de serie de Telecinco. Se pasó la vida criando a sus seis hijos y, después, trabajando en el laboratorio de bioquímica del Hospital de Cruces de Bilbao como auxiliar clínica. Pero desde jovencita soñaba con poder actuar. Y con el mismo tesón que le llevó a sacar el graduado escolar a los 45 años, se puso a estudiar interpretación cuando se jubiló. Ha sido figurante de numerosas películas, ha hecho anuncios, pasó por el programa de cámara oculta de ETB Zumbados, y ahora se siente como pez en el agua.
¿De donde viene su gusto por la interpretación?
Tenía ese gusanillo desde cría. Hacíamos obras de teatro en la casa parroquial y toda mi vida suspiré por la interpretación, pero la vida te lleva por otros caminos. Yo tenía 16 o 17 años y en aquellos tiempos estaba mal vista esta profesión. ¿A qué me dediqué en la vida? A trabajar como una negra con unos tíos que tenían bar y estanco hasta que me casé. Después tuve seis hijos y en aquel tiempo ni existían las lavadoras. Todo a mano. ¿Tu crees que salíamos de casa? Para nada. Dedicada a la familia por completo, y lo demás lo tenías que aparcar. Luego, a finales de los años sesenta, me presenté a unas pruebas para la película El otro árbol de Guernica, aquí en Bilbao. Y empecé a hacer de figurante. Ahí empezó todo.¿Cómo surgió el trabajo en ¿Camera café?
Pues estaba tranquilamente en Benidorm, donde suelo ir en mayo, y me llamó Luis Guridi para que me presentara al casting. Me planté a las seis de la mañana en Madrid, hice la prueba pero no me aseguraron nada porque se habían presentado otras. ¡Qué nervios pasé!, casi me daba con las paredes en la espera. Y ahora estoy encantada de la vida.
En la serie usted es una compañera muy dispuesta a echar una mano a todo el mundo. ¿Se reconoce así?
Yo creo que sí. Las personas que tenemos muchos hijos nos pasamos la vida dando, somos las últimas en todo. Mientras tus hijos te necesiten te olvidas de ti misma. Las madres tenemos ese espíritu de sacrificio.¿Se sigue aprendiendo en la vida a los 80 años?
Sí hija. Cada día aprendes algo nuevo. A veces para bien y otras para mal. La vida es un tira y afloja, tanto disfrutas de pequeñas cosas como te vas desilusionando por otras. Ves el mundo tan revuelto, el egoísmo…Y luego, aunque a mí no me tocado, te das cuenta de que no encuentras la amistad sincera.¿Cuál es el secreto para mantenerse tan saludablemente?
Yo pasé una guerra y muchas privaciones, como tanta gente de mi edad. No he hecho más que trabajar y quizá sea ese el secreto. Además, yo soy de carácter alegre, será por naturaleza. Canto, tarareo…La vida ha cambiado ahora mucho y yo me sorprendo del consumismo que tenemos. No hay valores. Antes, con bastante menos éramos más felices. Yo he sido muy feliz sin un duro en el bolsillo muchos domingos. Pero claro, tampoco quiero volver a la vida de antes. Es una contradicción. Ahora, lo verdaderamente importante en la vida es tener ilusión, porque la ilusión mueve montañas, con ilusión se te quita hasta el dolor de cabeza, te mantiene en forma. Leí un día que envejecer no es arrugarse sino perder la ilusión por las cosas. Y es así.¿Qué le gusta de la televisión?
No te creas que veo mucha televisión. Me gustan los debates, aprender. Soy inquieta y curiosa. Me crié con unos tíos que me sacaron a los doce años de la escuela. A mi padre, que era maestro, le habían metido en la cárcel los nacionales y allí estuvo 3 años (con su fuerza de voluntad logró sacarlo).La guerra fue un desastre.¿Cuando volverá Camera café a su emisión diaria?
Estamos grabando y nos han dicho en enero volvemos a la emisión diaria.Les ha robado el sitio Escenas de matrimonio?
Eso mismo digo yo. Dejaron de emitir Camera café porque se necesitaba un descanso. Mientras, pusieron Escenas de matrimonio y adiós, se han jamao la tostada. A mí, qué quieres que te diga, chica, no me gustan esas escenas. Pero la televisión no se casa con nadie, aquello que más dinero le da es lo que se queda.