Separada del hermano de Ana Obregón y madre de un hijo, Paloma pasa a sus 41 años por un momento de estabilidad, totalmente opuesto a la montaña rusa emocional que vivió junto al aventurero Álvaro Bultó.¿Le habría gustado tener familia numerosa?Es que la tengo. Lo que pasa que no la he traído yo al mundo. Tengo sólo un hijo, pero somos 23 personas en casa. Somos cinco hermanos, tengo once sobrinos… Y todos estamos unidísimos. Somos como una gran familia que se reúne para todas las celebraciones posibles. Y si no las hay, las provocamos.La veo lejos de esa nueva mujer urbana independiente y solitaria.A mí todo eso de la soledad y la independencia no me va nada. Eso de sentirme sola no me gusta en absoluto. Yo me he hecho una casa al lado de mis hermanos y mis padres en Galicia. Las vacaciones siempre las paso allí. Me encanta estar con los míos. La mejor forma de disfrutar de una familia es teniendo tu propia casa, pero abriendo la puerta del jardín y teniéndoles ahí al lado para todo. Para ayudarles, para disfrutar, para reírte o para llorar.¿Querrá tener otro hijo?No, no. Yo he cumplido ya con la Naturaleza. Y muchas veces se lo digo a mi hijo, es que no puedo ser más feliz. Creo que ambicionar más sería una irresponsabilidad. Para mí la vida está totalmente completa así y ahora lo que me queda es educarle muy bien, con unos valores firmes para que pueda afrontar la vida y los inconvenientes que puedan aparecer por el camino con el cariño de su madre, porque yo estaré siempre con los brazos abiertos. Además creo que he tenido mucha suerte porque es un niño que ha nacido muy sano, tiene interés por todo y es muy hogareño.¿Son muy distintas las nuevas generaciones?No tanto. Cuando tienes unos orígenes tan auténticos, tan fantásticos y los transmites a tu hijo él acaba criándose en un entorno parecido al tuyo. Yo crecí en una ciudad y a diez minutos había un pueblecito donde veraneábamos. Ahora me he hecho mi casa allí. Un lugar donde puedes ir en bici a todas partes, donde vas descalzo a la playa… Prefiero no revelar el nombre, sólo diré que es un pueblecito de la costa gallega y no demasiado turístico, porque hay otros sitios más glamurosos. Algunos cuando lo descubren dicen que aquello es el paraíso. Yo así lo siento. Lo es porque no está rodeado de ese bombo y platillo que se les da a algunos otros lugares. Y me encanta que sea así. Los gallegos no necesitamos contar las maravillas, preferimos disfrutarlas. Pero el que venga allí será bien recibido, con una empanada y una bandeja de percebes. ¡Hala!¿Vuelve a la televisión?Puede que sí. Barajo varios proyectos, pero es pronto para anunciarlo.¿Y cómo va su vida sentimental?En eso soy discreta. Por ser coherente y fiel a mí misma, prefiero no dar detalles.