Satisfacer las necesidades de los niños va más allá de la salud y alimentación; requiere promover su movimiento, que conozcan y se adapten al mundo.
Para ello es indispensable la intervención de quienes lo rodean para formar las bases fundamentales de su futuro y sano desarrollo.
Ante estas necesidades se ha creado la Estimulación Temprana; así se le llama a todas las actividades de contacto o juego con bebés desde su nacimiento hasta los seis años de edad que potencialice, fortalezca y desarrolle adecuada y oportunamente sus habilidades físicas, mentales y sociales.
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Esto se lleva a cabo con la repetición sistémica de diferentes estímulos sensoriales que aumentan el control emocional y proporciona al niño seguridad y habilidad mental.
La Estimulación Temprana se emplea para optimizar el desarrollo del niño y prevenir cualquier déficit biológico, psicológico o social y disminuir los efectos de una discapacidad.
Se enfoca en cuatro áreas:
Cognitiva
Esto permite la comprensión y adaptación a nuevas situaciones, así como desarrollar los niveles de pensamiento y capacidad de razonar.
Motriz
Comprende la habilidad para moverse, desplazarse y coordinación de manos y ojos.
Lenguaje
Se refiere a las habilidades que le permiten al niño comunicarse con su entorno mediante la expresión verbal y gestual.
Socio-emocional
Estas son las experiencias afectivas y la socialización del niño, que le permiten sentirse querido y seguro.