El sobrepeso y obesidad se han convertido en un problema de salud pública, y éste se extiende a los niños: La obesidad infantil es considerada como la epidemia del siglo XXI.
Especialistas señalan que los cambios alimenticios y las nuevas formas de vida sedentarias son los principales factores en el alarmante crecimiento de la obesidad infantil.
La selección del menú por parte de los padres, así como la práctica de actividad física. son determinantes para la salud de las futuras generaciones. ¡Hay que enseñar con el ejemplo!
La agitada vida que llevamos a los adultos, las sobrecarga del trabajo dentro y fuera de casa resolviendo las múltiples tareas, laborales y domésticas, muchas veces repercute en la poca atención que ponemos a la hora de alimentar a nuestra familia.
El cansancio nos hace tomar decisiones cómodas como comprar pizza o la famosa cajita feliz: niños contentos, mamá relajada.
Día tras día, estos hábitos alimenticios se convierten en una mala costumbre. En contraparte, muchos abuelos suelen atascar de alimentos a los niños en un afán de colaborar a su sano desarrollo.
Lo ideal, según expertos, es que un niño consuma unas dos mil calorías diarias y que, la mitad de ellas, esté compuesta por los hidratos de carbono, un tercio por las grasas y el resto por proteínas.
Falta de actividad física.
Además de un menú poco saludable, los niños de hoy pasan horas frente al televisor, el celular o la tablet, dejando de practicar algún deporte. El sedentarismo de muchos niños les hace más obesos, por lo que el deporte es esencial a su crecimiento y a su salud.
Así que revisa tu refrigerador e intenta en la medida de tus posibilidades sustituir alimentos poco saludables por vegetales y carbohidratos simples.
¡Piensa en el futuro de tus pequeños!