Crecer en la época de los 80s era una época en dónde ver a un niño castigado en un cuarto aislado era una práctica muy común, quizá con la mirada podría insinuarte que si continuabas en una actitud rebelde podrían utilizar la fuerza para calmarte, cuando en realidad, actuabas desde el miedo y no desde la verdadera conciencia de tus actos.
Algunos estudios han encontrado que el azotar o golpear a los niños los hace más agresivos más adelante, y aumenta la probabilidad de desórdenes de la salud mental y de comportamiento. Han pasado unos 30 años desde que las tradiciones de golpear a los niños haya sido una norma, lo que significa que los expertos lo están estudiando y sus efectos más de cerca.
La estrategia de colocar a los niños en un espacio para reflexionar, puede ser el mejor método para evitar las nalgadas mientras todavía se asegura que el niño aprende el comportamiento apropiado. La mayoría de los expertos creen que es un buen método, si se hace bien, sin embargo, la mayoría de los padres terminan socavan sus propios esfuerzos; ya que dar demasiadas advertencias antes de seguir adelante, hablar con el niño durante el periodo de descanso, ofreciendo juguetes, libros, no proporciona la cantidad exacta de tiempo ni la verdadera reflexión de sus actos.
Para emplear un tiempo de espera efectivo, haga que empiece justo después del lenguaje o incidente ofensivo. Para no premiar al niño con atención, asegúrese de retener las explicaciones hasta después. Dar un marco de tiempo definido que va a durar. No hables con ellos. Deben permanecer en silencio, y rechazar cualquier juguete u otras cosas que puedan tener interés. Los niños necesitan ser capaces de entender claramente las reglas y las consecuencias de romperlas.
Se piensa que, para los niños de edad preescolar, generalmente con dos minutos son suficientes y tan solo 30 segundos para los niños pequeños. La prescripción común es de 1 minuto, de manera que puedan tener una reflexión de sus actos, es importante no usar una silla, para evita que se sientan avergonzados
Y tenga en cuenta que a los seis o siete años de edad, un tiempo de espera ya no puede ser eficaz.
El niño puede dedicar su tiempo a conspirar la venganza, en lugar de centrarse en su propio comportamiento. En este punto, quitar los privilegios es quizás más eficaz.
Buscar la comunicación y la conciencia evitando los golpes sin duda son una mejor solución.