Seguramente has escuchado el ‘Que tan malo puede ser’ o ‘Sólo es una probadita, no pasa nada’ cada vez que un adulto le lleva a dar de probar alcohol a un niño. Pues expertos ya han hablado sobre este caso.
Muchas veces nos confiamos y creemos que de verdad no pasa nada pues sólo es juego o que es mejor que lo hagan en casa y no fuera de ella donde pueden ponerse en riesgo. Sin embargo, especialistas explican que sí pueden existir ciertos efectos no tan positivos.
La Academia Americana de Pediatría menciona que estas ‘probaditas’ pueden dar a los niños un mensaje erróneo, pues pensarán que es correcto tomar alcohol, por lo que durante su crecimiento son más susceptibles a caer en el alcoholismo si no saben controlarse.
“Los niños que beben alcohol antes del sexto grado de primaria son cinco veces más propensos a tomar una bebida completa cuando estuvieran en secundaria, y tendría más probabilidades de emborracharse”
En tanto, los riesgos pueden aumentar con los adolescentes, pues en esta etapa es donde se encuentran más gustosos de experimentar ciertas actividades que antes se les tenía prohibido, como este, el hecho de tomar.
Durante la adolescencia puede ser arma de dos filos, así que es recomendable ser más precavidos y enseñar a los jóvenes a controlarse para evitar futuros problemas de alcoholismo.