Entre dos y tres por ciento ha aumentado la cantidad de mujeres homosexuales que acuden con su pareja a los centros especializados para lograr su propósito.
El porcentaje todavía es bajo, pero casi nadie se acercaba a preguntar por este tipo de temas o alternativas hace cinco o diez años.
Poco a poco ha dejado de ser un tabú o mito y la distribución de mayor información ha ayudado a que más parejas se acerquen a buscarlos (tratamientos).
¿Cuáles son las alternativas?
Son varias: van desde la inducción de ovulación, estimulación ovárica e inseminación intrauterina hasta las terapias de alta complejidad, como la fertilización in vitro.
La inseminación artificial con semen de donante es la más apropiada para las parejas homoparentales, y esta opción consiste en colocar espermatozoides dentro de la cavidad uterina cuando la mujer está ovulando.
La muestra de semen utilizada es preparada de manera previa mediante un método llamado capacitación espermática, el cual permite dar nutrientes a los espermatozoides para adquirir la capacidad de fecundar al óvulo.
Es necesario que después sea estimulado ligeramente el ovario para aumentar de 16 a 32 por ciento las posibilidades de éxito por intento en cada ciclo menstrual, al exponer que de esta manera es muy bajo el riesgo de presentar un embarazo múltiple.
Muchas de estas parejas deciden recurrir a un banco de semen para obtener la muestra, con la intención de mantener en anonimato al donador, y cuando se trata de una persona conocida es preferible expedir los consentimientos legales para evitar problemas a futuro.
En México, los estados de Tabasco y Sinaloa son los únicos que autorizan la gestación asistida y subrogada, es decir, el uso de un vientre alquilado o prestado que es también una oportunidad para que los hombres homosexuales puedan tener hijos.