Aunque la capacidad de comunicarnos a través del lenguaje es nuestra principal diferencia entre las otras especies, parece que no somos muy conscientes de la verdadera importancia que las palabras tienen en nuestra vida o la forma en que la vivimos.
Y es que eso de que a las palabras se las lleva el viento es una frase bastante popular pero no tan cierta como creemos, pues seguramente hay palabras que te han dicho o incluso frases que tú mismo te repites a menudo que no se las lleva ni un tornado, sino que más bien se clavan en la cabeza…y en el corazón.
Debemos entender que todo lo que decimos es un reflejo de lo que pensamos, y en función de lo que pensamos, sentimos y actuamos. Aquellas palabras que nos decimos a nosotros mismos tiene más impacto aún que las que vienen del exterior y sólo hay dos maneras de ver las cosas: siendo realistas o siendo irrealistas, y aunque pareciera que es mejor la primera, la mayor parte de nuestro tiempo tomamos las decisiones con base en la segunda. Y no es porque no queramos ser realistas, sino porque nadie conoce toda la verdad, y más aún si no nos tomamos el tiempo para aprender cosas con bases científicas
Dentro del enfoque irrealista hay tres puntos de vista: la subjetividad positiva, la subjetividad negativa y la subjetividad neutra.
O sea, si pensamos que todo nos va a salir mal estamos totalmente equivocados, y si pensamos que todo nos va a salir absolutamente bien, también estamos totalmente equivocados, al igual que si pensamos que no va a pasar nada, también estamos en un error, ya que cualquiera de las tres se basa en la subjetividad que no tienen ningún respaldo científico que las avale.
Pero si hay una enorme diferencia entre las tres, y es que si soy negativo mi nivel de estrés aumentará más. Ya que mi mente tratará todo el tiempo de poner más atención y jalar más información de mis recuerdos restándome rapidez y eficacia, por lo que también el desgaste será mayor. Y aunque muchos dicen que ser negativo es ser realista, en realidad no es así ya que sigue siendo subjetivo y con pocos elementos científicos.
El positivismo por otro lado, aunque también es una invención de nuestra mente nos da una dosis de tranquilidad y una mejor concentración, así como una mejor auto confianza. Haciendo que las cosas las hagamos con mayor rapidez y eficacia.
La posición neutra es la que utilizamos la mayor parte de nuestro tiempo y es la que hace que las cosas las hagamos de manera rutinaria y en automático. Si hiciéramos una analogía de las palabras con un automóvil, el positivismo sería como el acelerador, el negativismo como el freno y la posición neutra como el clutch que abre el engranaje para que entren las velocidades. Es nuestra decisión saber cómo conducir.