El diseñador catalán celebra sus diez años en la pasarela de Nueva York volviendo a sus orígenes más coloristas.«Sin referencias y en technicolor». Este vendría a ser, en palabras de Custodio Dalmau, el título de su colección ?Primavera 2007?, presentada el jueves bajo la carpa instalada en el Bryant Park, dentro de la Semana de la Moda de Nueva York. En la vida siempre llega un momento en el que uno necesita autoafirmarse y Custo, con casi 50 años de edad y 25 de experiencia a sus espaldas, ha elegido su décimo aniversario en la pasarela
neoyorquina para consolidar su identidad volviendo a sus raíces y a su primera juventud como creador. El mensaje estaba claro: ?El color soy yo?.Apostar por la opción más colorista entraña ciertos peligros. Sobre todo, en Manhattan, que tiene mucho de urbe en blanco y negro e incluso, en sepia. Consciente de ello, Dalmau advertía poco antes del desfile que esta era una de sus colecciones «más arriesgadas». De hecho, son turistas y no neoyorquinos los que se llevan el 80% de las ventas de la tienda que la firma Custo Barcelona tiene en el Soho. Estados Unidos es su principal mercado, sí, pero gracias a Florida.Por no tener referencias, el desfile ni siquiera contó con las inevitables connotaciones de una ?top? consagrada. «Las modelos son jovencísimas y desconocidas», advirtió Dalmau, a quien el problema de la anorexia preocupa, pero no obsesiona, porque, según él, «pedir análisis de masa corporal a las modelos es ser tan radical como defender que no coman para estar delgadas».Destacaron en el casting la afroamericana Hollis -«nadie lleva el color como las chicas de color», según Custo- y la española Maite, actual aspirante en el concurso ?Supermodelos?, que presenta en Cuatro Judit Mascó.En primera fila, un discreto Clemente bLequio compartió protagonismo con algunas celebridades de series televisivas americanas. Sobre la pasarela, una colección muy gráfica y colorista, para hombre y mujer, en la que paradójicamente no se vieron camisetas y sí minifaldas, shortsbombacho, monos, vestidos cortos o con volumen y prendas a base de cortes y superposiciones que tienen en el punto de seda, acetato o algodón su tejido estrella.«Ha sido como hacerle un lifting a la casa», declaró Custo. La firma, con 3.000 puntos de venta en 35 países y una facturación de 62 millones de euros en 2005, incorporará en breve a su equipo artístico diseñadores veinteañeros, que a buen seguro serán como una revitalizante inyección de
botox.