Pasarela Cibeles: cuarta jornada

Pasarela Cibeles: cuarta jornada

La lencería y la fiesta se unen cada vez más en los diseños del catalán Andrés Sardá, veterano creador que empezó con la ropa íntima y de baño para evolucionar a los vestidos de fiesta. Es más, lencería y vestidos de noche se funden en un recital de buen gusto que siempre es muy aplaudido por el auditorio de la Pasarela Cibeles .Sardá, de los pocos diseñadores que mantiene un alto nivel de exportación, trae siempre al salón madrileño un espectáculo refinado. En esta ocasión se inspira en el cabaret de los años veinte para traerlos al presente. Ligueros, bustiers, deshabillès, corpiños y flecos recrean el ambiente de los salones de otro tiempo con bordados de Chantilly, tules rematados con cristales de Swarovski o plumas. Los tonos van del negro y rojo al malva, morado o rosa. Lencería y vestidos de noche se confunden de una forma sensual, de manera que tops y corpiños se integran con faldas para ir a una fiesta. Todo ello con todo lujo de complementos como bombines o tocados con plumas. Algunas de sus propuestas son directamente vestidos de noche en lamé en oro plisado. Exquisitos. Batas recubiertas de plumas o estolas de zorro rematan las propuestas.Hay una propuesta curiosa del lencero, que consiste en sujetadores que retiran las copas para recoger el pecho con lazos.Del dorado al plateadoSpastor, el dúo catalán formado por Sergio Pastor e Ismael Alcaina, abrieron la mañana con la sastrería masculina muy elaborada. Siguen vistiendo a los hombres de negro, aunque matizado por gris y beige, y esta vez se atreven a arriesgar con cuellos redondos y cristales de Swarovski. Cortes impecables para tejidos de alpaca, lana virgen, raso, seda, tafetán y punto.Otro tandem, formado por Ana González y Oscar Benito (Locking Shocking) levantaron la tarde con su propuesta de contrastes para hombre y mujer. Llaman a su colección "bipolar? para acentuar los extremos. Así, de los tonos plateados pasan a los dorados, pero contrastados unos y otros con el negro y el blanco, respectivamente. Siguen jugando con los volúmenes en la ropa, que se ciñe al cuerpo para holgarse después. Tienen buenos patrones y trazos certeros. ¿El dorado y planteado se venderán en la calle?. No, son efectos de pasarela. Los mismos diseños estarán en la tienda en otros tonos, asegura la pareja. Los detalles tienen su importancia. Si Amaya Arzuaga utilizó el miércoles pelo de caballo en su vestuario, Locking Shocking emplea el pelo humano como flecos para un vestido de noche estilo charlestón.Antonio Alvarado también juega a los volúmenes dentro de una colección sobria y oscura que apuesta por los cortes, jaretas y pliegues. Todo lo contrario que la gallega Kina Fernández, más barroca en colores y formas. Defiende un urbano sofisticado donde apenas hay pantalones y la mujer "viste mucho". Es decir, no hay apenas sport. Los tonos van del azul añil a los grises, marrones, ocres y rojizos. Hay camisas amplias de rayas masculinas que se transforman en vestidos, rematados muchos con pasamanería. Abrigos y capas amplios en mohaire, faldas abombadas; y raso de algodón para la noche, donde hay diseños con pliegues, drapeados y mucha pasamanería.

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