Nada de fuegos de artificio, ni en la puesta de escena ni en la ropa. Tras cinco años de trabajo, el díscolo David Delfín ,que tanto revuelo causó en la Pasarela Cibeles al tapar a las modelos con capucha y otros efectos escénicos, ha mostrado su lado más conservador este miércoles en su desfile. Un sport convencional, muy náutico y sólo con algún detalle con su sello.La tercera jornada del salón madrileño se cerró con los sevillanos Victorio & Lucchino, que sí han revisado su estilo propio y presentan una lujosa tendencia en la noche con pocos volantes pero con tradicionales lazos de "grogén" para retocar los diseños.Junto a ellos estuvieron Jesús del Pozo, encargado de abrir la jornada, que presentó un desfile lleno de juego de volúmenes; Amaya Arzuaga con sus faldas balón y Lydia Delgado, con una colección más sutil que en la edición anterior.