Mostrar las curvas de una mujer de un modo exagerado y explosivo ya es historia. La inocencia, la frescura y la ternura tienen un alma femenina con carácter, elegancia y mucho estilo. Así, la vuelta a la infancia se hace real con los vestidos mini dotados de una fragilidad de época que habla por si sola.Los tonos variados, van desde blancos o chocolates hasta los azules eléctricos. En cuanto a los materiales destacan las sedas de brillo ligero, organzas transparentes y batistas de lujo.Los minis de verano se llevan desprovistos de joyas y accesorios – con el objetivo de no restar protagonismo al vestido – y los contemplamos exclusivamente acompañados de un maxibolso o un zapato que acentúa la estetica babydollEl vestido se completa en muchas ocasiones con bordados, volantes, chorreras y jaretas se sitúan en la parte frontal del vestido, coronando diseños llenos de movimiento y sensibilidad, que permiten mostrar unas piernas largas y bronceadas con el sol del verano.