Muchos aseguran que al beber vino y cerveza no aplica la afirmación de que el orden de los factores no altera el producto.
Para comprobarlo, un grupo de 90 personas se sacrificaron en un estudio que consistió en beber casi litro y medio de cerveza y cuatro copas de vino.
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A través de la revista American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores publicaron los resultado. Comprobaron que, efectivamente, no importaba la bebida con la que comenzaban a beber para terminar más o menos ebrio.
Sobre la resaca, solo reiteraron que es directamente proporcional al nivel de borrachera del día anterior.
Los voluntarios en el estudio eran hombres y mujeres de entre 19 y 40 años de edad. Fueron divididos según su sexo y, a su vez, en grupos de tres personas con edad, altura y peso similares.
Estos grupos también fueron divididos en tres: un grupo empezó a beber cerveza y luego vino; en el otro primero vino y después cerveza; en el tercero tomaron solo cerveza o solo vino.
Una semana después se repitió la actividad pero invirtiendo el orden o la bebida de los grupos.
Al final de las sesiones los científicos preguntaban a los participantes que tan borrachos se sentían. Al día siguiente les pedían evaluar su grado de malestar con la resaca con una escala del 0 al 56 y que evaluaba factores como la sed, dolor de cabeza, fatiga o el apetito.
Las conclusiones finales fueron que las mujeres suelen padecer peores resacas; ningún resultado indicó que el orden de las bebidas pueda evitara o aumentar la borrachera o la resaca.
Kai Hensel, autor senior del artículo e investigador de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, indicó en un comunicado:
“Aunque las resacas sean tan desagradables, debemos recordar que tienen un importante beneficio: son una señal de alarma que nos ha ayudado durante siglos a cambiar nuestro comportamiento”.
Así que recuerda, realmente no importa lo que bebas, si no la cantidad. Así que por tu bien, siempre es mejor hacerlo con moderación.