Los novios están felices por su unión y los invitados están encantados por celebrar el amor de sus seres queridos. Y conforme cae la noche, se transforma el sitio. La boda se convierte en una jungla.
Y, sin duda, hay cosas que se pueden ver únicamente en las bodas, especímenes que salen a la luz solo en este tipo de eventos.
- La mayoría de los invitados llega tarde (si es que llega) a la boda religiosa. No falta el que de plano se salta la misa y llega directo al salón o al jardín, toma un coctel de la barra y espera a que lleguen los demás invitados.
- Un clásico. Las bodas son el lugar ideal para encontrarse con esos familiares “non gratos”, antes de tomar lugar siempre se visualiza dónde están para alejarse lo más posible de ellos.
- Por lo tanto, habrá invitados inconformes con su mesa. No siempre las personas con las que toca compartir mesa son los mejores amigos o la mejor compañía para una buena velada.
- Aunque lo nieguen, normalmente las chicas critican los vestidos de las invitadas, incluso si la novia no acertó también será criticada.
- Muchos pierden el glamour. A la hora de la fiesta a la gente se le olvida que está en vestido o en traje y demuestran sus pasos de baile más ridículos y divertidos o se ponen más graciosos de lo normal después de unos tragos.
- Alguien (siempre) acaba en el piso. Lo bueno de estos deslices es que la mayoría lo toma con humor y todo queda como una anécdota divertida que se cuenta en las reuniones.
- Siempre en algún lugar, en alguna mesa se escucha la pregunta ¿Qué irán a dar de cenar?
- Algún primo prueba por primera vez el alcohol. Para los adolescentes una boda es el lugar ideal para cometer este acto de rebeldía.
- Siempre existe una chica miserable y triste, amargada porque la novia en cuestión comienza su matrimonio y ella aún no.
- Se forman parejitas inesperadas. La música y el ambiente propician a que surja el amor.