Y no es que no queramos que disfrutes tu “y vivieron felices por siempre”, más bien tratamos de que te hagas consciente de una de las decisiones más importantes de tu vida. Casarte no es cualquier cosa.
Vamos a echarte una manita con datos duros que harán de tu camino algo mucho más claro. Según un estudio hecho por la BBC, nuestro cerebro sigue creciendo hasta los 25 años, la adultez comienza aquí y no a los 18 como siempre nos hicieron creer, por ello, a partir del primer cuarto de vida estaremos preparados para tomar mejores decisiones. Por lo menos eso afirma la ciencia.
Es importante que conozcas bien a la persona a la que estás a punto de casarte; espera que pasen los primeros tres meses de la relación por lo menos, esos son los peligrosos porque el enamoramiento está a tope y quizá aún no notes que sus ronquidos podrían complicarte la existencia. Tómense unas vacaciones o vivan juntos un rato, no hay nada como convivir con esa personas 24/7, podría cambiar tu perspectiva.
Pregúntate si puedes lidiar con los defectos de tu pareja porque no, ¡no va a cambiar! Por cierto, pregúntate también si puedes vivir con su familia, es paquete completo.
Hablen y elijan sus prioridades. Imagínate que ya casada te enteras que tu marido no quiere tener hijos (y tú sí). Y para hablar de todo ello, dense un tiempo realmente a solas. Ya estando ahí, hablen del pasado y entiérrenlo (incluye a todos tus ex).
¿Te ves con él a largo plazo? Digamos, después de los 50 años. Piensa en si tienen tema de conversación; en algún momento, hablar es lo que más van a hacer, además, si hablan lo suficiente, todo tiene solución.
Finalmente, pregúntate si lo admiras, ese es un gran punto a su favor. Y aunque el momento ideal para casarte solo lo conoces tú, date tiempo de reflexionar y da el “sí” más seguro de tu vida. Cásate enamorada.