Cuando terminas una relación todo está de cabeza. Es ruidoso, duele y cuando todo acaba es imposible no terminar bañados en llanto. No es fácil.
Pero después de la tormenta siempre llega la calma, eventualmente el tiempo hará de las suyas. Y solo entonces podrás pensar con la cabeza fría. Estas son las cosas que aprendes hasta que terminas una relación:
- Es un fracaso de amor, no un fracaso de vida. A veces grandes averías llevan a los mejores éxitos. Hay muchos (otros) aspectos de la vida que pueden llenarte de felicidad.
- Aprendes más sobre ti. Al terminar con alguien y analizar la situación, conoces rasgos de tu personalidad, valores y actitudes que ni te imaginabas.
- Nada es para siempre. Una ruptura amorosa es en ocasiones la manera más dolorosa de descubrirlo, o más bien asimilarlo.
- Eres mejor persona. Descubres que la comunicación es la clave de una relación de pareja estable; además te ayuda a comprender cualquier tipo de situación de la mejor manera.
- Eres más fuerte de lo que pensabas. No se deben invalidar las cosas por las que pasamos aunque no sean placenteras, cuando logras superar el dolor te das cuenta de tu valentía.
- Aprendes del equilibrio entre dar y recibir. Comprendes que los dos tienen el mismo lugar en la relación y no esperas a ser solo tú la beneficiada de algo.
- Tu felicidad depende de ti. Nadie más pude, ni debe, hacerte más feliz que tú misma, la felicidad es responsabilidad propia y por lo tanto debes retomar el control, esto no significa que no vivas un duelo, pero sí que pienses en cómo superarlo.
- El príncipe azul. Quizá existe, quizá no. Es por ello que ante cada fracaso aprenderás lo que te gusta, para que finalmente al momento de aceptar a alguien tendrá todo lo que anhelas.
No cabe duda que el amor no está hecho para los débiles.