El miedo a la soledad puede anclarnos a una pareja aunque ya no estemos enamoradas. La cruda verdad. Ya sea que pienses que no encontrarás a nadie igual o que ni siquiera quieres embarcarte en esa búsqueda.
No te conformes y tampoco le tengas miedo a la soltería. Estar solo, para muchos, es sinónimo de infelicidad, de tristeza e incluso de falta de salud mental. Es consecuencia de la ansiedad pero para nada es la realidad.
Se dice que hay personas que podrían padecer de anuptofobia o miedo a la soltería, padecimiento que al parecer afecta a cada vez más personas.
Hay pistas infalibles par saber si es nuestro miedo a la soltería el que nos impide dejar a “esa persona especial”:
- Estás en una relación que no te satisface (o que es incluso tóxica) pero aún así continúas estando ahí.
- Hace tiempo piensas en terminar la relación pero mueres de miedo pensando qué vas a hacer después de la ruptura. Piensas que te puedes equivocar. Piensas “peor es nada”.
- Una mala experiencia en el pasado y te aterroriza volver a pasar por ese sufrimiento.
- Crees que si lo dejas, habrás fracasado; no le quieres dar explicaciones a nadie, ni que se enteren de que estás mal.
- A veces dudas si realmente te gusta esa persona, la verdad es que bajo mejores circunstancias, ni siquiera te fijarías en él.
- El clavo que saca a otro clavo. Has estado muy poco tiempo soltera.
- Más vale sola que mal acompañada. Todo mundo te lo dice pero tú pareces no (querer) escuchar.
- Tus parejas no tienen nada que ver entre sí. Parece que te hubieran tocado en una rifa, no hay un “tipo” entre ellos.
Si te identificaste con una o (peor aún) varias de las circunstancias, la respuesta es “sí”, lo tuyo es miedo a estar sola.
“Nos llenamos de los otros, para no vernos a nosotros mismos”, asegura Paulina Reischel, especialista en relaciones interpersonales.
La peor soledad es sentirse solo estando acompañado. Sumérgete en tu mundo y enamórate de ti, solo así podrás amar (profundamente) a alguien más.