Primero, debes saber que no eres la única que tiene esa manía. La decisión de cortarse el cabello justo en momentos donde tenemos que terminar con una etapa de nuestras vidas tiene una explicación científica.
Para las mujeres es mucho más que cabello, esa melena de envidia nos brinda confianza, seguridad y reafirma nuestra personalidad al experimentar con diversos peinados.
Aunque seguro ya lo intuías, por fin la ciencia lo comprueba. Cortarse el cabello es una acción que representa el capítulo de tu vida que quieres dejar atrás, le dices adiós sin titubeos y dejar de sentirlo contigo cerrando así el ciclo para iniciar una nueva etapa en tu vida.
Es también una especie de mutilación, o un ritual de limpieza, o una forma de evidenciar el peso que estamos quitándonos de encima. Es cuestión de catarsis.
En pocas palabras, estamos mandando al infierno a la persona que fuimos y que estuvo con el otro u otra que ya pasó a mejor vida.
Es un método que muchas usan para dejar todo atrás, para olvidar, para atraer nuevas energías, para comenzar de nuevo.
Cambiamos de apariencia porque de alguna forma sentimos que es lo más radical que podemos hacer, pues así nos sentiremos y, a la vez, nos veremos como nuevas.
Cuando cortamos nuestro cabello vemos cómo el pasado va quedando atrás, como un recuerdo, y a medida que cae cada mechón nos renovamos, nos hacemos más fuertes.
Lo sorprendente es como, como un buen placebo, funciona. Al final, las formas de defender nuestro corazoncito siempre resultan ser creativas y catárticas. Cada quien hace lo que puede con lo que tiene.
Y sí, aceptémoslo, un nuevo look es el pretexto perfecto para que “el innombrable” voltee a vernos. Que se arrepienta, no para que regrese, sólo para echarle una pizca de sal a la herida.