Durante generaciones hemos escuchado que los polos opuestos se atraen y aunque en cuestión física puede ser cierto, en los terrenos del amor parece que se trata solo de un mito. Un nuevo estudio ha revelado que esto sucede más bien a la inversa.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Wellesley en Massachusetts y la Universidad de Kansas (en Estados Unidos) ha concluido que las parejas que son más afines son las que realmente sobreviven a largo plazo.
Esas “diferencias”, que al principio captan nuestra atención y que incluso vemos como rasgos que complementan y enriquecen nuestra personalidad, con el tiempo se convierten en problemas. La ruptura es inminente.
Eso de que los polos opuestos se atraen es solo una leyenda urbana. Según los investigadores, las fuerzas que nos obligan a crear círculos sociales con personas de ideas afines pueden ser mucho más fuertes de lo que se creía anteriormente.
La razón por la que nos sentimos atraídos por personas con gustos o personalidades semejantes, ya sea como amigos o como pareja, podría deberse a que, en el fondo, nos damos cuenta de que la mayoría de las personas no son capaces de cambiar. Y he aquí el hilo negro.
Llega un punto de la relación en que ese humor negro ya no te agrada tanto y viene el clásico reclamo “así me conociste”. Pues sí, es verdad. Cualquier cosa que altere la armonía de una relación causará problemas en el futuro.
El amor evoluciona y la etapa de enamoramiento pasa en un dos por tres. Estar con una persona distinta podría representar también un desafío o un reto. Sin embargo, para que funcione, debe existir una comunión de valores personales.
Elegir a una persona con nuestros mismos objetivos y necesidades, nos evitaría la posibilidad de condenar el futuro de la pareja. Elige como pareja a alguien mejor que tú, decía el filósofo Platón “que no necesitas a alguien que te quiera tal y como eres, necesitas a alguien que te ayude a crecer día a día”.