Así como una mirada dicen más que mil palabras, los pequeños detalles, los gestos y las frases revelan más de lo que imaginamos. Probablemente ya lo intuyas pero es momento de ir al grano, quizá ese hombre no te conviene.
- Apenas lo conoces y ya te dice “nena”, “bebé” o cualquier otra cursilería. Seamos honestas, semejante muestra de “cariño” no puede surgir de la primera cita. Una persona que al minuto te llama así es un arma antilibido que debería ser desactivada.
- Solo te mira el escote. Un hombre que no consigue despegar la mirada de los pechos resulta, sin duda, frívolo. Es de esperar que a la (más) mínima oportunidad, se abalance sobre ellos.
- Dime de qué presumes y te diré de qué careces. La luz roja se enciende: un hombre que alardea de sus habilidades sexuales, no es de fiar.
- Si es celoso y posesivo. Una dosis leve de celos puede ser hasta “normal”, pero sentirlos de manera frecuente es señal de inseguridad y desconfianza.Una pareja posesiva puede llegar a prohibirte algunas salidas y amistades, además de pedirte que justifiques cada una de tus acciones y le hagas saber siempre en dónde estás y con quién.
- Yo-yo. Como dice una canción de Paty Cantú “… es que tu único amor era el tuyo por ti”. No esperes que te dé los buenos días con frecuencia, tampoco que te pregunte cómo te fue en esa junta tan importante que tuviste.
- Miente. Sin importar si fue una mentira “piadosa” y aparentemente sin importancia, o si fue una gran infidelidad, este es un claro foco rojo.
- Trata de cambiarte. Esto puede significar que en realidad no está enamorado de ti sino de la versión en la que cree que puede llegar a convertirte.
- Se siente amenazado (¿por ti?). Una persona a la que la asusta que puedas convertirte en una mujer independiente y poderosa, no te conviene.