Si estás en el rango de edad de entre 25 a 35 años y no tienes idea de qué hacer con tu vida ¡bienvenida a la crisis del cuarto de vida!
Se trata de una sensación de pánico al pensar que no estás ni cerca de donde tú quisieras. Lo importante es que según investigadores de la Universidad de Greenwich en Londres, 80 por ciento de los sobrevivientes dicen que se sienten más felices y satisfechos después de haberla atravesado.
La crisis del cuarto de vida tiene cuatro fases, todo está en sortearlas y (como el ave Fénix) resurgir de las cenizas.
- Te sientes atrapada. Insatisfecha, enojada, nada es lo que “debería”. Respira, háblalo y empieza a moverte.
- “Si yo hubiera”. Es el duelo de la vida pasada. El cambio te da una sensación de pérdida. Es normal. Tómate tu tiempo, por lo menos un fin de semana para sacarlo todo.
- Dudas de ti misma. No te preocupes si algo que creíste que te gustaba resultó ser una decepción. La vida cambia, tú también. Superarás esta fase si te mantienes concentrada en cómo te sientes mientras te acercas a tu meta. Aclara tu mente y prioriza.
- De vuelta al juego. Te sientes aliviada, tranquila y feliz. Aprendiste, tu radar para darte cuenta cuando algo en tu vida no está muy bien mejorará.
“El primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás”, reza una famosa frase. Estas son señales inequívocas de que estás pasando la crisis del cuarto de vida:
- Las relaciones de repente parecen más temibles.
- Escuchas frases como “¿Y el novio? o ¿cuándo vas a tener hijos?”.
- Todos los “problemas” te hacen sentir como si tuvieras un ataque de nervios.
- Perder contacto con algunos amigos es algo inevitable y estás aprendiendo a vivir con eso.
- No tienes el trabajo de tus sueños. De hecho (aún) no tienes la vida de tus sueños.
No pasa nada. Acepta tu realidad y si no te gusta, cámbiala. Disfruta tus veintes.