A menos de que se trate de un trastorno psicológico o una conducta meramente animal, la premisa básica es que las personas felices son más atractivas.
Las mujeres somos, en automático, más atractivas cuando estamos recién iniciando una relación. Es increíble pues existe una parte del cerebro en donde empiezas a segregar hormonas, endorfinas, y dopamina.
A esto había que sumar un “detallito”, estar en una relación y estar ovulando, es la combinación “matadora”. Las mujeres están (como se dice vulgarmente) en su punto. Biológicamente su cuerpo cambia, aumenta el timbre de su voz, la proporción entre su cintura y caderas se altera y sus pechos son más simétricos.
Según la Universidad de Nuevo México, en el periodo de ovulación de las mujeres, los hombres cambian su trato hacia ellas; les prestan más atención, son más complacientes, les dan más obsequios y les hablan más por teléfono. Y no, no es consciente.
La ciencia lo sabe. Los investigadores refieren que el 80 por ciento de las personas que tienen pareja resultan ser mucho más atractivas que las personas que se encuentran solteras. Sucede que cuando estamos enamorados hay cambios que otras personas pueden ver. Hay tres cosas que no se pueden ocultar: el humo, el amor y el dinero.
Y como los ojos son la ventana del alma, lo dicen nuestros ojos que se tornan más brillantes de lo habitual, nuestro cabello tiene más vida, nuestra piel está más lozana, sonreímos y estamos de muy buen humor por mucho (más) tiempo. En pocas palabras, estamos felices.
Si llevas años buscando a tu pareja ideal y no la encuentras, lo que estás haciendo mal es deseperarte. El estrés y la ansiedad son todo menos atractivos.
Los expertos sugieren que se debe de eliminar la idea derrotista y dejar de lado el pesimismo, pensando así en cosas positivas que nos generen un sentimiento de felicidad pasajera. Ser feliz (con lo que sea) te hace (más) atractiva.