Un estudio publicado en Psicology Today demostró que las personas que viven la vida más contentos tienen un hábito en común.
Muchas veces os pueden criticar por el vocabulario que usáis y seguramente os han dicho que no es correcto decir malas palabras, maldecir o decir groserías, pero esto os alivia. Quienes dicen más groserías son mucho más felices, pues tiene un efecto aliviador y hasta relajante.
Otro estudio realizado en la Universidad de Keele en Inglaterra, demostró que las personas que dicen más groserías se sienten más fuertes y confiadas. Este estudio también demostró que maldecir no influye en el intelecto.
Decir malas palabras y groserías, ayuda a que las personas desahoguen su frustración y dolor, por lo que se liberan y se sienten más felices. Un dato curioso sobre quienes que dicen groserías es que liberan endorfinas, porque se acelera su circulación y esto da sensación de calma, control bienestar y las hace más felices.