El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) conlleva otras características que deben ser advertidas para una detección precisa, un manejo adecuado y multidisciplinario, y también es importante diferenciar esta alteración de la superdotación o de altas capacidades intelectuales.
¿Cuáles son esos signos de que algo no está bien en un niño? Una elevada actividad motriz pero de manera incontrolada, presenta problemas de atención o no puede sostener la atención por mucho tiempo, sus labores suelen ser deficientes en el ámbito escolar y también son impulsivos.
Un niño con TDAH, también denominado hiperquinético, comúnmente es muy inquieto y le desagrada esperar su turno, es un rasgo muy característico que denota su marcada impulsividad.
No obstante, este comportamiento es involuntario, es decir, no es algo que el niño propicie, sino que es algo que él no puede controlar, por lo tanto debe ser tratado profesionalmente y con la compresión y apoyo de los padres y familiares.
Continuamente estos pequeños muestran desinterés en actividades escolares, lo que puede conducir al fracaso o la deserción académica. Tienen un interés por el conocimiento en menor grado y son muy distraídos, por lo que les cuesta trabajo mantenerse concentrados en algo.
Otra característica es la dificultad en la organización de actividades, a pesar de haber recibido instrucciones, y pueden equivocarse al actuar con impulsividad. Suele hablar mucho en clase, se aburre fácilmente, sobre todo mientras está en actividades académicas o conviviendo con niños de su misma edad.
Es necesario diferenciar a los niños con TDAH con los que presentan superdotación o altas capacidades intelectuales, ya que si bien ambos pueden tener problemas de adaptación, los segundos tienden a tener una capacidad mayor de concentración y manifiestan más interés por los conocimientos o el aprendizaje.
El TDAH probablemente tiene una predisposición genética y neurológica, aunque se sabe que también inciden factores ambientales y socioculturales en el desarrollo de esta alteración.
Regularmente, los niños con déficit de atención son diagnosticados en edades preescolares y su manejo debe ser multidisciplinario, es decir, se deben conjugar las especialidades médicas de Neurología, Psiquiatría y Psicobiología.